Pregunta sobre el pegar a la mujer

marzo 11, 2012

Respuesta de Abdennur Prado a una consulta recibida, a partir de un programa de la Televisión Egipcia en el cual se especificaba como debía corregirse a la esposa rebelde:

Estimado amigo, gracias por tu consulta

Sobre el tema del maltrato a la mujer, todo el desarrollo realizado en el programa de la televisión egipcia parte de la aleya coránica 4:34, que muchos interpretan como un permiso dado al hombre de pegar a la esposa desobediente. Dado que este permiso estaría en contradicción con un dicho del Profeta Muhámmad (saws) que afirma: “no golpeéis a las mujeres”, y otro que dice “el mejor de los hombres es el que mejor trata a su esposa”, se ha tratado de buscar toda una serie de reducciones o explicaciones a ese permiso supuestamente concedido en el Corán.

Por nuestra parte, no pensamos en absoluto que este permiso tenga un fundamento, ya que estaría en contradicción con la consideración del islam como religión de la misericordia, y con todas las aleyas coránicas que hablan del amor como fundamento para el matrimonio. Citamos tres aleyas entre muchas:

«Al-lâh ordena la justicia, hacer el bien, y la generosidad para con el prójimo.» (Corán 16:90).

 “Los creyentes, hombres y mujeres, son protectores unos de otros.” (Corán 9:71)

 «Y entre Sus portentos está el haber creado para vosotros parejas de vuestra misma especie, para que os inclinéis hacia ellas, y haber engendrado amor y ternura entre vosotros.» (Corán 30:21)

Sobre la interpretación de Corán 4:34 hemos escrito lo siguiente:

No todos los traductores traducen el verbo ‘daraba’, en la aleya 34 de la surat an-Nisa, como «pegar» o uno de sus derivados.

El saudí Dr. Abdul Hamid Abu Sulayman, presidente del International Institute of Islamic Thought y rector de la Universidad Internacional Islámica de Malasia afirma en su artículo ‘Chastising Women: A Means to Resolve Marital Problems’: “Una lectura correcta del término coránico ‘daraba’ conmina al marido a ‘separarse’ de la esposa, a ‘distanciarse’ de ella y a ‘irse’ del domicilio conyugal”. Además, señala que cuando el Corán habla de “golpear físicamente” utiliza el verbo «jalada» (azotar, pegar con algo), como al principio de surat an-Nur (castigo en caso de adulterio).

Edip Yuksel —traductor del Corán al turco— afirma que la traducción ‘pegadlas’ es errónea, y que debería traducirse como ‘separaros’. Uno de los significados de ‘daraba’ es el de ‘viajar’, ‘irse’, como en el propio Corán (3:156; 4:101; 38:44; 73:29; 2:273).

Esta opinión es compartida por numerosos autores, tales como Asma Barlas (en su libro ‘Beliving Women’, 2002), Mohammed Abdul Malek (en su artículo ‘Does The Quran Sanction The Beating of Women?’), Uzma Mazhar (‘Treatment of Wife’), etc. Esta lectura se ve reforzada el final de la aleya y la siguiente.

Hay que distanciarse un poco para ver el cuadro completo: an-Nisa 34-35. El conjunto puede ser entendido como sigue: si tenéis problemas domésticos, en primer lugar tratar de dialogar, con calma. Si esto no soluciona el problema, dejar a vuestras mujeres solas en el lecho. En caso extremo, lo mejor es separarse. En ningún caso busquéis una excusa para injuriarlas. Buscad un arbitro para zanjar vuestras disputas y formalizar el divorcio. Esta traducción está en consonancia con otros pasajes coránicos donde se trata el tema del divorcio:

Un divorcio puede ser revocado dos veces, después de lo cual, o bien se reanuda el matrimonio en forma honorable, o se disuelve de buenas maneras. (Surat 2, Al-Baqara, 229).

Cuando habiendo divorciado a vuestras mujeres, se acerque el fin de su período de espera, o bien las retenéis en forma honorable o las dejáis ir de buenas maneras. Pero no las retengáis contra su voluntad por hacer-les daño: pues quien tal hace falta contra sí mismo. (Surat 2, Al-Baqara, 231).

Si, habiéndoos casado con mujeres creyentes, las divorciáis antes de haberlas tocado, no tenéis por qué esperar, ni calcular, un período de espera para ellas: así pues, proveedlas de lo necesario, y dejadlas ir con delicadeza. (Surat 33, Al-Ahsab, 49).

Y si una mujer teme ser maltratada o abandonada por su marido, no incurrirán en falta si ambos se avienen a reconciliarse pacíficamente: pues lo mejor es la reconciliación y el ánimo es siempre propenso al egoísmo. (Surat 4, an-Nisa, 128).

El Corán recomienda “resolver las cosas de buenas maneras”, “sin hacer daño” y “con delicadeza”. De ahí hasta “pegarlas” existe un abismo.

Ahmed Ali ofrece una visión alternativa. En su traducción del Corán al inglés publicada por la Princeton University Press (1988; pp. 78-79) traduce an-Nisa 34:

«Men are the support of women as God gives some more means than others, and because they spend of their wealth (to provide for them). So women who are virtuous are obedient to God and guard the hidden as God has guarded it. As for women you feel are averse, talk to them suasively; then leave them alone in bed (without molesting them) and go to bed with them (when they are willing). If they open out to you, do not seek an excuse for blaming them. Surely God is sublime and great

Donde unos leen “pegadlas”, Ahmed Ali lee “iros con ellas a la cama”. Es decir, hacer el amor. Esto puede parecer una excentricidad, y sin embargo, Ahmed Ali se basa en dos autoridades indiscutibles para justificar su traducción.

La primera es el gran comentarista coránico Zamakhsari. La segunda autoridad es filológica: el Lisan al-Arab de Raghib. Según este, el verbo DARABA puede tener el significado metafórico de “tener relaciones sexuales”. Raghib cita una conocida expresión árabe donde daraba significa “tener relaciones sexuales”: “daraba al-fahl al-naqah”: el camello copula con la camella. Lo más curioso es que Raghib da como ejemplo de este sentido sexual precisamente la aleya 34 de la surat an-Nisa (Al-Mufridat fi Gharib al-Quran).

Estas dos traducciones (separarse/ hacer el amor) tienen la ventaja de no entrar en contradicción con otros pasajes del Corán relativos al trato entre esposos, además de no chocar con el ejemplo del profeta Muhámmad (saws) y con las enseñanzas del islam en su conjunto. Por su parte, el profeta Muhámmad (saws) fue muy claro al respecto: “No golpeéis a las siervas de Al-lâh”. No hay nada que añadir.

A partir de aquí, cada uno puede quedarse con la opinión que mejor le parezca, que no es sino la que refleja su propio estado de conciencia. La misión de los alfaquíes o los estudiosos no es “sentar cátedra” o «establecer dogmas», sino proponer una interpretación a los creyentes para que escojan por si mismos. Para bien o para mal, Al-lâh nos ha creado como criaturas responsables. Todos los musulmanes tienen la obligación de estudiar fiqh por si mismos y escoger según su razón y su conciencia entre las diferentes opciones que se les presentan.

El hecho de que las traducciones que has mencionado utilicen ‘pegar’ o uno de sus derivados es ciertamente preocupante. Habla más del estado de los estudios coránicos y de la situación penosa de la ummah que de la Palabra de Al-lâh en si misma.

Pero sólo Al-lâh sabe.


¿Es el hiyab de una niña una amenaza para el orden público?

febrero 4, 2012

[Versión en catalán en En Lluita: És el hijab d’una nena una amenaça per l’ordre públic?]

La pregunta es demasiado absurda como para resultar creíble. Y, sin embargo, eso es lo que dice una sentencia hecha pública ayer por un juzgado de primera instancia de Madrid. La sentencia se ha producido en relación al caso de la joven Najwa Malha, sancionada por el IES “Camilo José Cela” de Pozuelo de Alarcón por acudir a clase con hiyab. Ante el recurso presentado por la familia de Najwa, el juez no solo ratifica la decisión del centro escolar, sino que va más allá, considerando que:

“La decisión del centro de prohibir a la alumna el empleo del velo islámico cumple con las exigencias de protección de los derechos humanos y constituye, al mismo tiempo, una medida necesaria para salvaguardar los derechos fundamentales de los demás y el orden público” (epígrafe cuarto)

Los lectores se preguntarán en que sentido el hecho de que una niña vaya cubierta con un velo puede dañar los derechos fundamentales de nadie. Se preguntará en que sentido puede amenazar el orden público… La pregunta no era pues tan absurda como parecía, tenía fundamento. Hay algo del derecho que siempre se nos escapa a los profanos: los jueces son seres humanos, y los hay capaces e incapaces, justos e injustos, benditos y malditos…

Antes de comentar con más detalle el caso, creo interesante situarlo en un contexto más amplio, como parte de la involución de principios que se creían firmemente establecidos en Europa, un retroceso hacia un modelo confesional y de recorte o de no desarrollo de los derechos de las minorías religiosas. Una involución que implica, literalmente, una inversión radical del significado primero del término laicismo: la neutralidad del estado frente al pluralismo religioso, de cara a garantizar tanto la libertad como la igualdad entre los ciudadanos de diferentes confesiones. Si hay laicismo es porque se considera como un principio fundamental el pluralismo religioso. El laicismo no es por tanto anti-religioso: es contrario al monopolio religioso del Estado por parte de ninguna confesión.

Señalaremos dos pasos previos en esta involución:

1. Todos conocemos el caso francés: la ley que prohibía el uso de símbolos religiosos a los alumnos que acudían a las escuelas públicas. Pero debe tenerse en cuenta que en un país de firme tradición laica como Francia, la idea de que una institución pública haga ostentación de símbolos religiosos es, simplemente, impensable: los crucifijos están prohibidos en las aulas. Es decir: la prohibición del uso de símbolos religiosos por parte de los alumnos se lleva a cabo una vez establecida la prohibición de mostrar símbolos religiosos por parte de la escuela.

2. El año pasado, el caso de la italiana Soile Lautsi marcó un punto de inflexión. En el 2009, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, aceptó su demanda contra un colegio público, reclamando la retirada de los crucifijos de las aulas, por considerar que su presencia violaba la laicidad de la institución educativa. Posteriormente, y tras una intensa campaña mediática y de lobby de la Iglesia, el propio TEDH revocó la sentencia, dictaminando que la presencia de los crucifijos en las escuelas públicas no menoscaba la libertad religiosa y de pensamiento de los no cristianos, ni de la neutralidad del Estado en materia de religión y creencias.

Aún situándose en la misma estela, la sentencia que comentamos no tiene precedentes. No solo valida la exclusión y la vulneración de los derechos de Najwa Malha, sino que da un paso más allá, considerando que el ejercicio de dichos derechos es contrario al orden público y lesiona los derechos fundamentales de los demás. Esto es así porque la ley indica que un derecho fundamental solo puede ser desactivado en estos casos. Se trata de un argumento circular. Mientras tanto, a nadie se le ocurre ya en España poner en tela de juicio la masiva presencia de símbolos religiosos católicos en todo tipo de instituciones públicas. Eso es considerado como patrimonio nacional, un derecho a la cultura propia. Es solo lo impropio aquello que amenaza el orden público. En realidad, es el propio islam el que amenaza el orden público, esa identidad nacional que debe preservarse a toda costa.

Con todo esto, hemos dado la vuelta de forma completa al significado del laicismo. La confusión en este punto es lamentable. Laicismo significa que las instituciones deben ser neutrales, por pertenecer a todos. Y que las personas individuales pueden profesar la religión o la creencia que consideren conveniente. En España, hemos logrado justo lo contrario: se permite a los centros públicos mantener símbolos religiosos a su antojo, mientras se prohíbe a una niña musulmana el ejercicio de un derecho fundamental básico. ¡Y todo ello en nombre del laicismo, de la seguridad pública y de los derechos fundamentales del resto de los ciudadanos!

Exigimos la revocación de esta absurda sentencia. Pedimos respeto por los derechos civiles de las minorías religiosas. Y pedimos que el estado español aplique de una vez por todas el principio de no confesionalidad proclamado por la Constitución, y retire toda simbología religiosa de las instituciones públicas, incluyendo ayuntamientos, colegios y hospitales.

Para terminar, queremos citar algunos de los principios jurídicos y declaraciones internacionales de máximo rango que vulnera la sentencia:

Vulnera el artículo 18 de la Carta Universal de los Derechos del Hombre (y artículo 10 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea): “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.”

Vulnera el artículo 14.3 de la Convención sobre los Derechos del Niño: “La libertad de profesar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la moral o la salud públicos o los derechos y libertades fundamentales de los demás.

Vulnera los artículos cuarto y quinto de la Declaración universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural: “La defensa de la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana.” “Toda persona tiene derecho a una educación y una formación de calidad que respete plenamente su identidad cultural.”

Esto por no citar los españoles: el artículo 9.2 (libertad individual), el 10.1 (dignidad de la persona), el 16 (libertad religiosa), el 18 (derecho a la propia imagen) y el artículo 27 (derecho a la educación) de la Constitución Española. También el 27.3: “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.

¿Cómo puede el reglamento de un colegio pasar por encima de todas estas leyes? ¿Acaso “su señoría” las conoce? ¿Cómo pueden un juez y un colegio público pasarse por el forro algunas de los más grandes logros de la civilización europea del último siglo, el trabajo ímprobo de tantos grandes hombres y mujeres en pos de sociedades plurales e inclusivas?

La batalla no ha hecho más que comenzar. La evidencia es abrumadora. El juez ha situado la sentencia tan lejos de derecho que el consabido tribunal de apelación no tendrá más remedio que tumbarla. La propia nulidad del juez lo ha llevado a un extremo que ninguna persona sensata puede considerar como aceptable.

Estamos seguros de que esta será una sentencia ampliamente comentada. Resulta tan extravagante, que no puede pasar desapercibida. Convertirá a la justicia española en el hazmerreír de todo el mundo jurídico europeo. Pasará a ser citada como ejemplo de cómo la mala fe de un magistrado pueden llevarlo a manipular y retorcer las leyes de forma tan extrema, de cómo los prejuicios de un juez pueden conducirlo a hacer burla de los más básicos principios que deben regir la convivencia democrática.


Por la inclusión de los homosexuales musulmanes (noticia de un congreso)

diciembre 14, 2011

Durante los días 10-12 de diciembre hemos participado (junto a Laure Rodríguez Quiroga) en el congreso de CALEM, en Bruselas. Un congreso organizado por asociaciones musulmanas de gays y lesbianas, sobre temas de género: igualdad, masculinidad, homosexualidad masculina y femenina en el islam.

Ha sido una experiencia muy enriquecedora, con gente verdaderamente fabulosa.

Como Azzah Hari-Wonmaly, nacida en Indonesia como andrógina y criada como un chico en un orfelinato. Más adelante, Azzah se convirtió al islam y optó por operarse y vivir un matrimonio heterosexual. Es médico psiquiatra y madre de cuatro hijos.

O Muhsin Hendriks, quien siendo imam de una de las mezquitas más grandes de Sudáfrica. Casado y con varios hijos, un día decidió enfrentarse a la verdad y desvelar su condición de gay. Fue expulsado de la mezquita y de la madrasa donde enseñaba, y desde entonces se dedica a ayudar a gente con problemas derivados de su condición sexual, a través de la asociación The Inner Circle. En una conferencia, demostró (para los que todavía tengan dudas) que el episodio coránico sobre la gente de Lot no tiene nada que ver con la homosexualidad, sino con la violación en masa y todo tipo de atropeyos en contra de los extranjeros.

Hemos vuelto a compartir mesa con nuestra querida Amina Wadud y a comprobar su humanidad, su taqua, su iman y su nobleza.

Y mucha más gente: Catherine Gouffau, Azza Sultan (de Egipto), Mamadou (el cual ha tenido que huir de Mauritania por su condición de homosexual), Adel, Said, Ely…

Hemos hablado, reído, rezado, hecho dikra… y generado lazos duraderos, si Al-lâh quiere.

¡Qué buena gente! Que Al-lâh los recompense a todos por sus esfuerzos en defensa del islam, insha Al-lâh.

Doy gracias a Al-lâh por darme la oportunidad de participar en esta lucha. Contra el pensamiento único, en pos de una vida más espiritual, despojada de mentiras, de prejuicios y preceptos inventados, una vida de plenitud basada en la precedencia de la rahma y en los valores eternos del islam.

¡Que bello es el islam cuando hay libertad y conciencia de Al-lâh! Y que oscuro se torna cuando hay odio, represión, ignorancia, homofobia, fanatismo…

Pido a Al-lâh que sane los corazones de aquellos que justifican la discriminación de los homosexuales en nombre del islam. Pido a Al-lâh que los haga recapacitar y que haga que el amor prevalezca sobre el odio, la inclusión sobre la exclusión, la aceptación sobre el rechazo, insha Al-lâh.


Yihad en Muharram

noviembre 24, 2011

El sábado 26 de noviembre es año nuevo: empieza el mes de Muharram, el primero del calendario musulmán. Un mes donde esta prohibido combatir (excepto en caso de ser atacado, claro). Dice el Corán que este es uno de los meses con báraka, un mes mubarak. Una buena ocasión para el yihad mayor, que no es el combate contra la nafs (uno mismo), sino por la mejora, el pulimiento y el auto-conocimiento de la nafs.

Por eso os invito a plantearos el ayunar durante este mes, o por lo menos los diez primeros días, hasta el día de ashura, o por lo menos el día 1 y los días 9 y 10, o por lo menos los días 1 y 10, o por lo menos el día de la ashura, insha Al-lâh.

Y a establecer el ayuno uno o dos días semanales, o por lo menos tres días mensuales…

Y a dedicar una parte de cada día al dikra Al-lâh…

Y a la lectura del Corán… Un día sin Corán (aunque sea abrirlo y leer una sola aleya: se trata de tenerlo presente) es un día perdido…

Y a no olvidar la sádaqa… ¿cuál fue la última vez que di una sádaqa?

El yihad menor y el yihad mayor se refuerzan uno al otro. Son partes de lo mismo. No se comprende combatir exteriormente por los derechos civiles y bla bla bla, y no reforzarse interiormente mediante el dikr y el ayuno. Pero tampoco se comprende lo contrario: dedicarse al dikr, al tajuid y al ayuno, y desatender la lucha a nivel social.

Cada uno según sus posibilidades, según sus capacidades y conciencia.

La ikraha fid-Din

No hay compulsión en el din

Es la propia conciencia ante Al-lâh la que determina la dirección de nuestro yihad

Insha Al-lâh


Bin Laden, el homo sacer y el bando soberano

May 11, 2011

Se recomienda leer a Giorgio Agamben: Homo Sacer, El estado de excepción, Medios sin fin, Lo que queda de Auschwitz… Todos ellos editados por Pre-Textos.

Es extraordinario comprobar hasta que punto todas las categorías del pensamiento de este escritor italiano se hacen presentes en la política contemporánea. Nos referimos a categorías como el bando soberano, el homo sacer, el estado de excepción, el campo de concentración, el musulmán… Tenemos un buen ejemplo de esta convergencia entre análisis crítico y realidad política en todo lo que ha rodeado la cacería de Bin Laden. Pero puede hacerse extensivo a muchas otras áreas: las leyes anti-terroristas y de extranjería, la creación de tribunales especiales, los campos de internamiento de extranjeros, la prohibición del burka, la aceptación de la tortura, la supremacía cada vez más patente de la excepción sobre la regla…

En conjunto, la creciente normatividad y burocratización de la existencia hace añicos los proclamados derechos fundamentales. La bella utopía de lo abstracto, aquí tenemos la materia de nuestra pesadilla. La propia consideración de los derechos como “sagrados e inviolables” los pone en cuarentena, transformados en la ideología que justifica el establecimiento (sea de forma oculta o abierta) del estado de excepción.

El bando soberano

La palabra del soberano es ley. Obama dice: sólo llegar a la presidencia, establecí como prioridad la captura de Bin Laden, vivo o muerto. Ya antes, la simple declaración de otro presidente había establecido a Bin Laden como autor de los atentados del 11-S. Poco importa que el propio Bin Laden declarase no ser el autor de dichos atentados. La palabra del soberano es lo único que cuenta.

El bando soberano pone en evidencia hasta que punto seguimos bajo un patrón clásico de la soberanía. Esta se sitúa al mismo tiempo por encima y bajo el imperio de la ley, crea la ley por medio de sus decisiones, sin necesidad de apelar a parlamentos ni a otras instancias mediadoras. En palabras de Carl Schmitt: “para crear derecho no necesita tener derecho”. La ley soberana (bando) se remite a sí misma.

El fundamento del poder soberano es trascendente, no emana de un pacto inmanente entre iguales. Apela a valores absolutos. Hay que escuchar la declaración de Obama en toda la fuerza de su literalidad:

“El logro de hoy es un testimonio de la grandeza de nuestro país y la determinación del pueblo estadounidense… Esta noche volvemos a recordar que Estados Unidos puede lograr lo que se proponga… Podemos hacer esto no solo por el poder que tenemos, sino por lo que somos: una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos. Gracias, que Dios les bendiga, y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América”.

Como ente superior, tiene un poder ilimitado de pasar de la potencialidad al acto. Y eso solo es posible en la medida en que se identifica con la divinidad. Los propios Estados Unidos son el resultado de esa potencia divina que hace pasar las cosas de meras potencialidades a cosas en acto. Y aquí esta la medida de su fuerza, la incuestionable marcha de la Providencia.

El fundamento del poder soberano se sitúa más allá de lo político. Se trata de la persistencia de un modelo de soberanía anterior al republicanismo, que se manifiesta como gesto decisivo. Los principios del pacto social, el gobierno del pueblo, los derechos humanos, el imperio de la ley… son la máscara del poder soberano, cuya violencia los ha establecido y los conserva.

Homo sacer

El bando convierte al banido en un homo sacer. Se trata de una figura del derecho romano arcaico, que Agamben ha resucitado como paradigma del presente. El homo sacer es un hombre sagrado, en el sentido primero del término: sacrificable. El bando lo expulsa de la polis, lo a-bandona, convirtiéndolo en alguien que puede ser matado por cualquiera, sin que por ello se considere que su muerte constituye un homicidio.

Pero, y esto es importante, no se le puede dar muerte ritual. Modernamente, diríamos que no puede ser sometido a juicio y “ajusticiado” por los procedimientos con-sagrados. Hay que recordar que los Talibanes ofrecieron a los EEUU la posibilidad de establecer un tribunal internacional para juzgar a Bin Laden, una posibilidad rechazada en favor de la invasión. La paradoja aquí es punzante: aquellos que han sido retratados como ejemplo de la barbarie apuestan por un juicio justo, mientras la civilización apuesta por una guerra cuyo nombre es infinito.

La posibilidad de juzgar al homo sacer esta fuera de lugar, pues el bando lo ha situado más allá del derecho ordinario. Ha sido a-bandonado, situado al otro lado de la línea. De ahí lo absurdo de las iniciativas ciudadanas que pretenden llevar a juicio a Aznar o a Zapatero, o de la pretensión de un fiscal alemán que ha denunciado a Merkel por un supuesto delito de “premiar y aprobar un delito”. Muestras de la ingenuidad de los que sitúan el derecho por encima del poder soberano, cuando sabemos que le pertenece. El bando soberano es un mandato que nadie tiene el poder de rebatir, y esa es precisamente su naturaleza.

En el mismo sentido, la posibilidad de juzgar al soberano es inviable: quien establece el derecho queda fuera del derecho. Todo nos remite a esa paradójica relación entre el dentro y el fuera de la ley, y donde el soberano y el homo sacer nos muestran su identidad final, su mutua dependencia. No es extraño saber que Bin Laden fue un agente a las órdenes del poder soberano. Tampoco resulta extraño que tantos forajidos del far west hubiesen sido, en un momento dado, agentes al servicio del poder. En el momento en el cual la lucha que los ha creado cesa, inmediatamente se convierten en bandidos. El banido y el soberano están al mismo tiempo dentro y fuera (del derecho, de la polis, de la civilización…), y el propio bando los hermana.

Su estar excluido de la ley es paradójico: es incluido en tanto que excluido, generando una zona de indeterminación entre la ciudad y la naturaleza, lo exterior y lo interior, la vida política y la vida biológica, la zoé y la bíos de los griegos. De ahí la imagen de Bin Laden como un intermedio entre el ser humano y el animal, que vive en una tierra de nadie, en la frontera entre la civilización y la selva (Agamben enlaza el homo sacer con el mito del hombre-lobo). Aquí cobra pleno sentido el nombre de la operación de “ajusticiamiento” de Bin Laden: Gerónimo, en recuerdo del jefe indio que se rebeló contra el hombre blanco (dualidad salvaje-civilizado).

Nuda vida

El pensamiento de Agamben no es político. Tiene su origen y su fin en la ontología. O, más bien, tiende a demostrar que el fundamento de la política contemporánea no es político, sino que tiene un fundamento metafísico… Agamben se remite a una fractura originaria, entre zoé (el simple hecho de vivir) y bíos (la vida política). De esta se derivan otras: la dualidad entre vida natural y vida política, entre la animalidad y la humanidad del hombre, entre la selva y la ciudad, entre el ser y sus manifestaciones, entre la potencia y el acto… También entre el poder constituyente y el poder constituido. Agamben ahonda en las relaciones paradójicas que se establecen entre estos pares conceptuales, y muestra que la política contemporánea constituye el apoderamientos de los primeros por parte de los segundos.

Se trata de la politización absoluta de la vida, en la cual la vida biológica ha sido incluida en tanto que excluida. Esto significa que la vida animal, el puro hecho biológico de estar vivo, ha sido separado de aquello que define al ser humano, convertido ya definitivamente en un ser abocado a /cercado por lo político. No es casual que el trato dado a los judíos en los campos de concentración se asemeje tanto al dado a los animales en las granjas.

Estado de excepción

Los que mataron a Bin Laden lo hicieron violando las leyes, pero obedeciendo el bando soberano, que ha declarado suspendida la ley según la cual dar muerte a alguien sin un juicio constituye un asesinato.

La relación entre bando soberano y derecho se clarifica en el estado de excepción. Según los países: estado de alarma, estado de sitio, emergencia nacional, leyes contra la rebeldía o la insurrección… El Estado tiene el poder de declarar en suspenso determinados derechos fundamentales. Actualmente, el estado de excepción esta vigente en todo el mundo, de forma más o menos ostensible. Las leyes anti-terroristas son un buen ejemplo de ello, pero se trata tan solo de la punta del iceberg. El estado de excepción se ha desarrollado hasta tal punto que la excepción ya es indistinguible de la norma.

Esta ambigüedad esta en la base del Estado-nación moderno, desde el momento en que estableció la ciudadanía como una regla de exclusión. Se ataca a algunos estados por considerar la religión como la base de la ciudadanía. Sin duda, se trata de una regla de exclusión. Pero no más que el principio de la nacionalidad, que en primer término se basa en un criterio biológico, como es el nacimiento.

No se trata de una mera exclusión, sino de algo que ha sido incluido en tanto que excluido. En el fondo, se trata de la exclusión del ser humano en cuanto a tal (de la nuda vida) de la esfera del poder soberano. El único ser humano que es considerado como partícipe del poder es aquel que ya esta normalizado/politizado/civilizado/clasificado/identificado. En este momento, no resta ni un ápice de soberanía al poder constituido. Delega su soberanía, consiente y aplaude la proliferación del estado de excepción, en la medida en que afecta tan solo a los que no están normalizados. Poco importa que los normales sean los menos y los excluidos sean la mayoría. Lo que importa es el imperio de la norma sobre la nuda vida, evitar la proliferación de las singularidades, fijar identidades.

Cuando el estado de excepción se convierte en norma, entonces ya no puede distinguirse entre violar la ley y darle cumplimiento. Imaginemos un toque de queda, que constituye una excepción a un derecho fundamental, como es la libertad de movimientos. En este caso, si un ciudadano sale a la calle y es abatido por un soldado, puede decirse que éste ha matado al primero por violar el estado de excepción, pero no por violar la ley. Lo mata en nombre del poder que puede declarar suspendida la ley, pero no por haberla violado, sino por haberla ejercido en un contexto en el cual la excepción ha sido convertida en norma.

El caso de Bin Laden y del “terrorismo yihadista” es sólo el más notorio, precisamente aquel que el Estado justifica para normalizar la excepción a los ojos de “la opinión pública” (de la gente normativizada y normalizada por el Estado, a través del sistema educativo, de la ley y la prensa corporativa). Pueden citarse muchos otros casos:

  • Hay libertad de huelga, pero solo los días y en los lugares apropiados.
  • Hay libertad de expresión, pero se cierran periódicos.
  • Hay libertad de culto, pero los ayuntamientos pueden no conceder licencias para abrir mezquitas.
  • Hay derechos sociales, pero se recortan servicios públicos que ya eran del todo insuficientes.
  • Se declara la libre circulación de las personas en la Unión Europea, pero al rato se proclaman las convenientes excepciones.
  • La Unión Europea aprueba la Directiva del Retorno, que viola impunemente más derechos humanos de los que respeta.
  • Huelgas de controladores aéreos son resueltas, manu militari, invocando la situación de alarma nacional.
  • Hay libertades políticas, pero se declaran ilegales partidos que tienen cientos de miles de votantes.
  • Hay libertad de vestimenta, pero se prohíbe el burka.
  • ¿Y qué decir del funcionamiento de la Audiencia Nacional, un coto privado del poder soberano, en el cual el estado de excepción funciona como una maquinaria inexorable?

En todos los casos, se apela a principios abstractos, cuya definición queda enteramente en manos del Estado. “El interés común”, “el orden público”, “la identidad nacional”, “la cohesión social”, “las buenas costumbres”, “la moral colectiva”, “la defensa de la patria”, “la seguridad nacional”… para establecer excepciones que vulneran lo que habían sido declarado por el propio legislador como derechos sagrados de los individuos. ¿Quién puede hoy en día invocar su derecho “sagrado e inviolable” a la vivienda para evitar ser desahuciado por el banco?

Biopolítica

La característica del poder soberano en la modernidad es que se manifiesta como biopolítica, que se opera a partir de la transformación del pueblo (como conjunto de individuos depositarios teóricos de la soberanía) en una población (cuerpo social puramente biológico) que debe ser moldeada. Como señala Foucault, el control de las mentes y de las conciencias permitió el creciente control sobre los cuerpos y de las prácticas sociales de los sujetos. Para el Estado no hay seres humanos propiamente, sino tantos por cientos, estadísticas, una masa de individuos que administrar y cohesionar, un todo amorfo e impersonal al cual se debe dotar de una identidad colectiva, de una ideología común, de una forma de vida homologada a los intereses del Estado.

La política moderna tiene como objeto crear y regular el cuerpo social. Por poco que nos fijemos, nos daremos cuenta de que se ha ido adueñando de la escena, penetrando las vidas de todos los ciudadanos, hasta los últimos rincones. El poder soberano está en tu propia casa, interfiere y usurpa las relaciones entre los padres y los hijos, entre las parejas, entre los vecinos. Vivimos en un permanente estado de excepción, en el cual los derechos humanos, políticos y sociales han quedado suspendidos indefinidamente. El derecho está vigente, pero tan sólo en potencia, sin que este en manos de los ciudadanos el trasladarlos de la potencia al acto. El acto soberano puede suspenderlos a su antojo, imponiendo la política de hechos consumados.

El estado de excepción es la respuesta del poder soberano a aquellos casos para los cuales el derecho común no le parece suficiente y las libertades básicas chocan con sus propios fines. Con esto, se hace evidente que el derecho ordinario ha sido pensado para regular lo ya normalizado. Lo que no cae dentro del ámbito de lo normal debe ser incluido en tanto que excepción.

Mientras más crecen las leyes de excepción, más son forzados los ciudadanos a remitirse a la norma, más estrecha se hace esta, y por tanto más homogénea la sociedad. El estado trata a la ciudadanía en términos biopolíticos: como un cuerpo social que debe moldearse. Nos hallamos ante una nueva forma de totalitarismo, que invoca la libertad, la democracia, la igualdad, la justicia… como derechos trascendentes y sagrados, pero luego normatiza la vida hasta extremos indecibles, de modo que vacía de contenido los derechos trascendentes y los convierte en la ideología de carácter cuasi divino (valores abstractos).

Campo de concentración

Llegamos al punto más radical del pensamiento de Giorgio Agamben: el campo de concentración como nomos político de la modernidad. Igual que Auschwitz, el campo Rayos X de Guantánamo es el lugar de la experimentación por excelencia, el espacio en el cual se manifiesta de forma más palpable la relación entre ciencia y política, la subordinación de la primera a la segunda. La propia entrada de los presos en Guantánamo, tras un periodo de “privación sensorial”, constituye el ejemplo más palpable de la vigencia del análisis de Agamben. La privación sensorial es el modo mediante el cual se trata de aislar la nuda vida, de separar sus cuerpos de sus identidades, su existencia política de su existencia biológica.

La aceptación “civilizatoria” de la tortura sólo es explicable a partir tanto de estado de excepción como del bando soberano, que expulsan al torturado fuera de la comunidad humana, convirtiéndolo en un intermedio entre el ser humano y lo animal.

Ni los campos nazis ni el campo de Guantánamo son hechos aislados. Más bien, constituyen el centro de la política moderna, siendo consustánciales al Estado-nación. Mucho antes que los nazis, se han dado numerosos casos de campos de concentración, y Agamben nos recuerda que los primeros campos de Alemania fueron establecidos por los social-demócratas el año 1923, para recluir a comunistas, tras la declaración del estado de sitio. En Los Estados Unidos, las reservas indias constituyen un antecedente, y posteriormente los campos donde fueron recluidos los japoneses. Actualmente, el mundo está plagado de campos de concentración. No otra cosa son los Campos de Internamiento de Extranjeros, ya tan habituales en la Europa de los Derechos Humanos.

La propia existencia de estos campos se deriva, de forma inevitable, de las premisas anteriores: la combinación entre un poder soberano que tiene el derecho a establecer el estado de excepción, y el concepto de ciudadanía, que funciona como regla de exclusión. Igual que sobre los campos nazis de la muerte, de Guantánamo puede decirse que, lejos de ser una anomalía, es el paradigma político de nuestro tiempo.

La preparación del genocidio

Criticar Guantánamo con el argumento de que se han encerrado niños o inocentes, resulta tan absurdo como decir eso de Auschwitz. Guantánamo es un experimento, donde se ensaya la solución final de los musulmanes de occidente. Esa es su naturaleza, la razón final de su existencia. Ni Obama tiene el poder para cerrarlo, pues su existencia se deriva de forma tan lógica como perversa de las mismas premisas sobre las que se sustenta una soberanía de la cual él mismo es prisionero.

Mientras persistan el poder soberano, la ciudadanía limitada a la nacionalidad y la posibilidad del estado de excepción, seguirán habiendo en occidente campos de concentración, y seguiremos viviendo bajo la posibilidad de la violencia más extrema, perpetrada ahora en nombre de la civilización, de la justicia, de la democracia… Si el asesinato de Bin Laden es un acto de “justicia” y esta “justificado”, a ojos de las masas entregadas al poder soberano, también lo están los campos de concentración.

Que estos se conviertan en campos de exterminio depende tan solo de que se den unas determinadas circunstancias. Siempre pueden invocarse razones de orden superior. Todo depende en último extremo de la decisión del soberano, capaz de crear las circunstancias para que el exterminio sea visto como inevitable, y de generar el necesario consentimiento en la “opinión pública” a través de la academia, de los think tanks y de la prensa corporativa. Hace años que trabajan en esta dirección, de forma tan constante como despiadada.

El musulmán

Es imperativo señalar el papel que el islam ocupa dentro de la dinámica infernal de la biopolítica contemporánea. En su obra Lo que queda de Auschwitz, Agamben se ha aproximado a los campos de exterminio desde una perspectiva ética, preguntándose hasta que punto las éticas al uso soportan la prueba de ser confrontadas con este paradigma de la barbarie. Al hacerlo, ha destacado la figura de «el musulmán». 

“Musulmanes” eran llamados en Auschwitz aquellos que habían llegado a un estado tal postración total, en el cuales la voluntad había desaparecido, junto con toda conciencia de sí mismos. Son descritos por los supervivientes como muertos en vida, cadáveres vivientes, seres que ya han cruzado un umbral y no pueden seguir siendo tratados como humanos, como si ya se hubiese iniciado la descomposición de sus cuerpos mientras aún conservan un hálito de vida. Estos eran los escogidos para morir en las cámaras de gas, pues ya no eran siquiera útiles para el trabajo. La mayoría de los habitantes de los campos eran musulmanes.

De ahí la frase turbadora: “los judíos, en Auschwitz, morían como musulmanes”.

¿Morirán los musulmanes como judíos en los campos del futuro?


Sobre el artículo «Tendrán su 11-M»

marzo 25, 2011

El artículo «Tendrán su 11-M» es un alegato desgarrado en contra de la guerra. Si se expresa de modo apasionado es porque no surge únicamente de la razón, sino del dolor, de la indignación y el sentimiento de importencia de un ciudadano español, que ve como los diputados que hemos elegido democráticamente votan masivamente a favor de una nueva guerra de rapiña.

Sólo alguien realmente malicioso puede decir que se trata de una amenaza, cuando precisamente estoy escribiendo en contra del 11-M, contra todas las matanzas de civiles inocentes que se han producido o que puedan producirse, en cualquier parte del mundo.

Es realmente triste darse cuenta de que tanta gente solo se ha quedado con el título, limitándose a proyectar sus prejuicios sobre un texto que ni siquiera han leído. Y ver como a partir de ahí se produce el linchamiento mediático de alguien que lleva años trabajando por la causa de la paz, del diálogo interreligioso, de la igualdad de género, de los derechos civiles de los musulmanes en España. Alguien que ha trabajado con el Relator de Naciones Unidas en contra de formas de racismo y es colaborador de la OSCE en materia de derechos humanos.

Los que se indignan por mi referencia al 11-M deberían darse cuenta de que aquellos que han traicionado la memoria de las víctimas del 11-M son los 336 congresistas que han votado por la guerra. Esta significará nuevas matanzas de civiles. Ese es el 11-M que tendrán sobre sus conciencias: cada bomba que mata a un civil es ya una reedición del 11-M.

Quien escribe esto no es más que un español decepcionado por ver como no hemos aprendido nada de las lecciones de Irak o Afganistán. La guerra no trae la paz, sino más guerra. La violencia penetra en las entrañas de las nuevas generaciones, condenándolas a repetir patrones heredados. El dolor generado por la guerra está más allá de todo dolor imaginable, es el mal absoluto, la expresión de todo lo peor de que es capaz el ser humano. El ver a sesudos analistas justificando esta barbarie repugna a cualquier ser humano mínimamente sano, capaz de compasionarse con el otro.

Este es el texto de un ciudadano indignado por la manipulación de las conciencias, por la prostitución de valores como la democracia, la libertad, los derechos humanos, la ayuda humanitaria… Todo es mentira. Vivimos en un circo de palabras vacías que apenas logra esconder la sordidez de un sistema que cabalga desbocado hacia la destrucción total.

Todo el mundo sabe que el motivo de esta guerra es el control del petróleo libio. Pues desde hace dos años pesaba la amenaza de nacionalización sobre las petroleras occidentales en Libia.

Dicho esto, quiero pedir perdón a todos aquellos que se hayan podido sentir ofendidos o heridos por la referencia al 11-M como medio de expresar mi indignación, especialmente a las víctimas y a sus familiares, a los que honro desde lo más profundo. No era esta mi intención.

Precisamente, es desde este profundo respeto hacia la memoria de las víctimas que considero un imperativo el grito en contra de la guerra, en contra de la manipulación de las conciencias, del engaño al cual nos han conducido. Pues el único modo posible de honrar a las víctimas de la violencia es el frenar esa violencia, empezando por nosotros mismos.

Por último, quiero agradecer a todos aquellos que me han enviado sus muestras de apoyo, ante el linchamiento al cual he sido sometido.

Os ha venido de Dios una luz
y una clara escritura divina,
por medio de la cual muestra Dios
a aquellos que buscan Su complacencia
los caminos que conducen a la Paz
y, por Su gracia,
les saca de las tinieblas a la luz
y les guía a un camino recto.

¡No a esta nueva guerra de rapiña!

Abdennur Prado


Tendrán su 11-M

marzo 23, 2011

Nota: Hay que ser canalla para querer transformar un alegato en contra de la guerra en una amenaza o una incitación a la violencia. Y sin embargo eso es lo que han hecho los mass media con este texto. ¿Porqué? La respuesta esta en el propio texto.

[Nota aclaratoria: en este texto, el 11-M es utilizado como metáfora de lo más terrible para los españoles actuales: la masacre de civiles inocentes. Cuando se dice que determinadas personas «tendrán su 11-M, Dios no lo quiera», esto no quiere decir que se este expresando el temor de que vaya a haber un nuevo atentado terrorista en España (de hecho, no creo que el 11-M fuese un atentado «islamista»). Lo que quiere decir es que cada bomba que cae sobre Libia y mata a civiles inocentes, con la ayuda española, es ya una reedición del 11-M. Este texto constituye un alegato apasionado contra la violencia, un grito de dolor frente a la barbarie. Estoy enormemente sorprendido de que alguien haya podido ver en este texto un disparate que repugna a cualquier persona de bien y a cualquier mente civilizada].
Ama la destrucción a Zapatero, la masacre, la guerra, la ignominia. Penetrando en el círculo de sangre, ceremonia de muerte masiva que responde a los más bajos intereses.

Tan solo unos días después del aniversario del 11-M, como un acto de traición a las víctimas y al sufrimiento de los españoles.

Una vez más la guerra nos gobierna.

Condenando a otro pueblo a la violencia, a años de guerra y de rapiña, sin esperanza ni destino, sin otro mendigar que una plegaria de paz en la mirada.

Tendrán su 11-M.

Tal vez no hoy ni mañana, tal vez en la otra vida, tal vez solo en la mente de la madre amorosa de un niño destrozado, tal vez la pesadilla del piloto que lanza los misiles, tal vez solo en la rabia contenida de tantos y tantos y tantos seres vivos que no se resignan a ver como la usura todo lo pudre, todo lo consigue.

Y vosotros, los 336 que han votado a favor de la guerra, en el Congreso de los Criminales (honor a los 3 resistentes que votaron en contra, émulos de Lot en la Sodona de la guerra).

Y vosotros, los estrategas del sistema, sedientos de sangre, justificando las matanzas con argumentos de salón.

Acaudalados periodistas, analistas al servicio de la muerte, tratando de hacer pasar una guerra de rapiña por una intervención humanitaria.

Repitiendo como un mantra la idea diabólica de que algunas guerras de agresión son necesarias… Como si la más corta de las guerras no dejara una semilla de violencia que estallará tarde o temprano, condenando a poblaciones enteras a más guerra, metiendo la violencia en las entrañas de las generaciones venideras.

El único combate que está justificado es la defensa del propio territorio, de la familia y del honor, la lucha de los libios contra las ingerencias extranjeras.

Cínicos, cítricos, basura mediática responde a una inyección de adrenalina. Suben las audiencias, como aullidos de guerra al firmamento.

La guerra es el negocio de la prensa, la prensa es el negocio de la guerra.

Las armas de destrucción masiva de ayer son hoy las masacres de rebeldes, unas masacres sin imágenes, matanzas virtuales que venden su producto.

Ocultando las imágenes de las víctimas civiles de los bombardeos occidentales, ocultando el hecho de que estos han atacado hospitales. Pues esta es su naturaleza, han sido creados para destruir masivamente.

Como vosotros habéis sido creados para mentir masivamente.

Ocultando todas las propuestas de mediación pacífica, pues estas no conducen al control de los recursos naturales.

Ocultando el hecho de que los ataques significarán el fin de la ola democratizadora en el mundo árabe, puesto de nuevo bajo el control militar occidental. Esa ha sido la política occidental hacia el mundo árabe en los últimos siglos: cada vez que el pueblo se levanta, se interviene para devolver las cosas a su sitio.

Este es el mensaje lanzado por cada bomba occidental que cae sobre Libia.

Políticos al servicio de los fabricantes de armamento, periodistas al servicio del poder.

Acostumbrados a sumar los muertos como pipas o granos de azúcar que se disuelven en su café de lujo.

Hablando de “minimizar los daños”, como si existiese algo así como “pocas muertes”, como si una sola muerte no fuese demasiado…

¿Quién mueve vuestras manos mercenarias? ¿Qué odio inconfesable os hace insensibles al sufrimiento ajeno?

Obama, Sarkozy, Cameron, Zapatero… Todos la misma mano, la misma voz segura, el mismo mar de sangre, la misma marioneta.

Desde la superioridad moral de ostentar el poder en el primer mundo, con la misión de civilizar a los pueblos primitivos, a los tiranos primitivos, sin ver que ellos mismos son los más feroces sanguinarios, las gentes menos evolucionadas del planeta.

Tendrán su 11-M

Dios no lo quiera

Dios no lo quiera

Dios no lo quiera

Plegaria

oh madre tierra acoje a las víctimas de Zapatero.

oh Dios supremo, pacifica las sombras, disipa las tinieblas, borra de mi esta rabia que amanece, transfórmala en palabra de concordia.

oh Dios de Paz abraza cuanto veo, abre tus brazos a esta flor de luto.

Amén


El «islam de Mubarak»

febrero 9, 2011

La religión es el regalo que nos ha sido legado y la revolución es el logro de esta época.

Hassan Hanafi, pensador egipcio

¿Ha sido la dictadura de Mubarak un antídoto contra el “islamismo”? ¿Implicaría su caída el advenimiento del “fundamentalismo islámico”? Eso es lo que pretenden tanto los valedores del régimen como los analistas del sistema, propagadores de los mitos del nuevo orientalismo. Y sin embargo, es notorio que el régimen de Mubarak ha contado desde sus inicios con el apoyo de los estamentos religiosos conservadores.

Mubarak no puede ser calificado como un dirigente laico ni secularista. La Constitución egipcia reconoce al islam como religión de Estado y la Sharia como la principal fuente de legislación. Los tribunales de la Sharia y los jueces, los cadíes, están bajo la tutela y son nombrados por el Ministerio egipcio de Justicia, no por las mezquitas. Desde la nacionalización de la Universidad de al-Azhar, tanto el Gran Mufti del país como el Gran Imam y los cargos más importantes de la Universidad son nombrados por el gobierno. Son funcionarios, clérigos al servicio de una determinada política de Estado.

La Sharia sólo se aplica en cuestiones relativas al estatuto personal —el matrimonio, el divorcio, la herencia. En el resto se trata de un sistema legal secular, según el modelo jurídico francés. Es decir: lo que «el islam de Mubarak» representa es la connivencia entre un modelo de familia patriarcal, según el islam más tradicionalista, y un modelo económico y político capitalista, según los intereses de occidente. La Sharia queda reducida a una pantomima, que sirve a la postre para ocultar todos los contenidos sociales, ecológicos o revolucionarios del islam.

El Estado se apropia del islam como un instrumento de legitimización, un fenómeno paralelo a la falta de popularidad de las políticas públicas, al aumento de la corrupción y a la vulneración de los derechos sociales más elementales. Esta apropiación del islam por parte del Estado es típicamente alienante y reaccionaria. No solo no viene acompañada de políticas de redistribución de la riqueza, sino que suele ser paralela a la implementación de políticas neoliberales dictadas desde los centros de poder occidentales.

Al hablar del “islam de Mubarak” no me estoy refiriendo pues a su concepción personal del islam, que me trae sin cuidado. Me estoy refiriendo al hecho de que el régimen de Hosni Mubarak ha promocionado durante tres décadas un modelo de islam patriarcal y reaccionario, acorde con sus intereses, que no son otros que los del gran Capital internacional.

Para comprender esta alianza, hay que remontarse a los años de la guerra fría, cuando el comunismo era el mal absoluto que ahora representa el islamismo, y el temor del Capital se centraba en una posible alianza entre la izquierda internacional y el movimiento islámico emergente. No podemos olvidar que la Revolución iraní fue posible precisamente por el acuerdo entre los intelectuales de izquierda y el estamento religioso (aunque este último se hizo con el control de la revolución y aplastó al primero, del cual sólo conserva la retórica).

Es en este contexto donde debemos situar la aparición del anti-comunismo de los ulemas oficiales. Retorno a la religiosidad alienante y neoliberalismo van unidos. Los sucesivos sheijs de al-Azhar emiten fatuas anti-comunistas. El Sheij Muhammad Fahham lanza una diatriba contra los estudiantes que se manifiestan en contra del gobierno, los llama impíos y les conmina a comportarse religiosamente. El Sheij Abel Halim Mahmud afirma que “el sionismo es la madre del comunismo”. El imam Shaltut, afirma que “el comunismo es kufur. El comunista que desgrana su rosario no dice ‘Al-lâhu Akbar’ sino ‘Marx es grande’.” Hasanayan Muhammad Majluf, mufti de la República, propone que los comunistas sean considerados como apóstatas del islam.

Un buen ejemplo de la vinculación entre islam conservador, anti-comunismo, dictaduras pretendidamente laicas e intereses occidentales se produce en el momento de la llamada infitah (apertura), promovida en Egipto por Sadat en los años 70 del siglo pasado, con el objeto de liberalizar la economía (tras la etapa del “socialismo árabe”, declarada superada). Sindicatos y asociaciones de izquierdas se oponen a las políticas de privatización y de apertura a inversiones extranjeras, pero éstas reciben el apoyo de los ulemas de al-Azhar. Sadat apoya las yamaat (asambleas) islámicas en las universidades, para debilitar las organizaciones estudiantiles de izquierdas, uno de los focos principales de la oposición.

La contrarreforma agraria llevada a cabo en 1999 por Mubarak, que implicó la recuperación de los arrendamientos agrícolas por el Capital, recibió el apoyo de la Yamaat Islámica y de los Hermanos Musulmanes en nombre de la Sharia y del derecho a la propiedad.Todo esto ha llevado a la demonización y al ostracismo de la «izquierda islámica». Intelectuales musulmanes como Hassan Hanafi, Said al-Ashmawy o Nasr Hamid Abu Zayd han sido declarados apóstatas o herejes o blasfemos por las huestes de clérigos uni-formados en al-Azhar. Los intelectuales musulmanes de izquierda llevan años denunciando la alianza entre el islam conservador y el régimen de Mubarak, pero esta ha seguido imparable.

El régimen de Mubarak (como el de Muhammed VI en Marruecos) ha tratado de maquillarse de cara a la opinión pública occidental, promoviendo en apariencia los derechos de las mujeres. Pero no nos confundamos: esta promoción solo afecta a las clases más privilegiadas. Como sucede en el resto del tercer mundo, la alianza entre el fundamentalismo religioso y el capitalismo salvaje tiene en Egipto a las mujeres como sus principales víctimas. Los ajustes estructurales ordenados por el Fondo Monetario Internacional implican la reducción del gasto público en áreas de servicio esenciales (salud, educación, vivienda). Viene acompañada por una constante prédica en favor del papel de ama de casa de la buena musulmana, y su retiro del campo laboral, lo cual produce la desvalorización social y económica del trabajo femenino, el desplazamiento hacia el sector informal, la sumisión al orden patriarcal y la carencia de derechos.

El islam de Mubarak no tiene nada que ofrecer, carece de la menor dimensión espiritual, es ajeno a la belleza del islam, ajeno a su tradición intelectual. Se trata de un islam dogmático, incapaz de pensamiento crítico, incapaz de aportar nada al ser humano en cuanto criatura capaz de trascendencia. Se trata de una religión de clerigos oscurantistas al servicio del status quo, centrada en las buenas maneras, el control de la sexualidad, la obediencia, el ritualismo más acartonado.

Se comprende entonces que los jovenes, las clases trabajadoras y los movimientos feministas egipcios están masivamente en contra de Mubarak, tanto como del islam representado por la Universidad de al-Azhar.

Se comprende también que el Gran Mufti de Arabia Saudí, Abdel Aziz al-Sheikh,haya condenado las revueltas árabes como “actos de vandalismo” llevados a cabo por “enemigos del islam”, y haya llamado a los egipcios a respetar el orden establecido.

Se comprende que el tirano saudí haya apoyado a su colega Mubarak, no tan lejano de él al fin y al cabo, pues ambos comparten su visión del islam como un instrumento de control ideológico de las masas, al servicio de la globalización corporativa.

Se comprende el apoyo israelí a la dictadura de Mubarak.

Y, por último, se comprende el apoyo ininterrumpido de los gobiernos occidentales al régimen de Mubarak durante tres décadas. En esto, como en todo lo que afecta a la economía, los gobernantes occidentales no hacen sino actuar como marionetas de los poderes financieros, que son en definitiva quienes nos gobiernan.