El «islam de Mubarak»

La religión es el regalo que nos ha sido legado y la revolución es el logro de esta época.

Hassan Hanafi, pensador egipcio

¿Ha sido la dictadura de Mubarak un antídoto contra el “islamismo”? ¿Implicaría su caída el advenimiento del “fundamentalismo islámico”? Eso es lo que pretenden tanto los valedores del régimen como los analistas del sistema, propagadores de los mitos del nuevo orientalismo. Y sin embargo, es notorio que el régimen de Mubarak ha contado desde sus inicios con el apoyo de los estamentos religiosos conservadores.

Mubarak no puede ser calificado como un dirigente laico ni secularista. La Constitución egipcia reconoce al islam como religión de Estado y la Sharia como la principal fuente de legislación. Los tribunales de la Sharia y los jueces, los cadíes, están bajo la tutela y son nombrados por el Ministerio egipcio de Justicia, no por las mezquitas. Desde la nacionalización de la Universidad de al-Azhar, tanto el Gran Mufti del país como el Gran Imam y los cargos más importantes de la Universidad son nombrados por el gobierno. Son funcionarios, clérigos al servicio de una determinada política de Estado.

La Sharia sólo se aplica en cuestiones relativas al estatuto personal —el matrimonio, el divorcio, la herencia. En el resto se trata de un sistema legal secular, según el modelo jurídico francés. Es decir: lo que «el islam de Mubarak» representa es la connivencia entre un modelo de familia patriarcal, según el islam más tradicionalista, y un modelo económico y político capitalista, según los intereses de occidente. La Sharia queda reducida a una pantomima, que sirve a la postre para ocultar todos los contenidos sociales, ecológicos o revolucionarios del islam.

El Estado se apropia del islam como un instrumento de legitimización, un fenómeno paralelo a la falta de popularidad de las políticas públicas, al aumento de la corrupción y a la vulneración de los derechos sociales más elementales. Esta apropiación del islam por parte del Estado es típicamente alienante y reaccionaria. No solo no viene acompañada de políticas de redistribución de la riqueza, sino que suele ser paralela a la implementación de políticas neoliberales dictadas desde los centros de poder occidentales.

Al hablar del “islam de Mubarak” no me estoy refiriendo pues a su concepción personal del islam, que me trae sin cuidado. Me estoy refiriendo al hecho de que el régimen de Hosni Mubarak ha promocionado durante tres décadas un modelo de islam patriarcal y reaccionario, acorde con sus intereses, que no son otros que los del gran Capital internacional.

Para comprender esta alianza, hay que remontarse a los años de la guerra fría, cuando el comunismo era el mal absoluto que ahora representa el islamismo, y el temor del Capital se centraba en una posible alianza entre la izquierda internacional y el movimiento islámico emergente. No podemos olvidar que la Revolución iraní fue posible precisamente por el acuerdo entre los intelectuales de izquierda y el estamento religioso (aunque este último se hizo con el control de la revolución y aplastó al primero, del cual sólo conserva la retórica).

Es en este contexto donde debemos situar la aparición del anti-comunismo de los ulemas oficiales. Retorno a la religiosidad alienante y neoliberalismo van unidos. Los sucesivos sheijs de al-Azhar emiten fatuas anti-comunistas. El Sheij Muhammad Fahham lanza una diatriba contra los estudiantes que se manifiestan en contra del gobierno, los llama impíos y les conmina a comportarse religiosamente. El Sheij Abel Halim Mahmud afirma que “el sionismo es la madre del comunismo”. El imam Shaltut, afirma que “el comunismo es kufur. El comunista que desgrana su rosario no dice ‘Al-lâhu Akbar’ sino ‘Marx es grande’.” Hasanayan Muhammad Majluf, mufti de la República, propone que los comunistas sean considerados como apóstatas del islam.

Un buen ejemplo de la vinculación entre islam conservador, anti-comunismo, dictaduras pretendidamente laicas e intereses occidentales se produce en el momento de la llamada infitah (apertura), promovida en Egipto por Sadat en los años 70 del siglo pasado, con el objeto de liberalizar la economía (tras la etapa del “socialismo árabe”, declarada superada). Sindicatos y asociaciones de izquierdas se oponen a las políticas de privatización y de apertura a inversiones extranjeras, pero éstas reciben el apoyo de los ulemas de al-Azhar. Sadat apoya las yamaat (asambleas) islámicas en las universidades, para debilitar las organizaciones estudiantiles de izquierdas, uno de los focos principales de la oposición.

La contrarreforma agraria llevada a cabo en 1999 por Mubarak, que implicó la recuperación de los arrendamientos agrícolas por el Capital, recibió el apoyo de la Yamaat Islámica y de los Hermanos Musulmanes en nombre de la Sharia y del derecho a la propiedad.Todo esto ha llevado a la demonización y al ostracismo de la «izquierda islámica». Intelectuales musulmanes como Hassan Hanafi, Said al-Ashmawy o Nasr Hamid Abu Zayd han sido declarados apóstatas o herejes o blasfemos por las huestes de clérigos uni-formados en al-Azhar. Los intelectuales musulmanes de izquierda llevan años denunciando la alianza entre el islam conservador y el régimen de Mubarak, pero esta ha seguido imparable.

El régimen de Mubarak (como el de Muhammed VI en Marruecos) ha tratado de maquillarse de cara a la opinión pública occidental, promoviendo en apariencia los derechos de las mujeres. Pero no nos confundamos: esta promoción solo afecta a las clases más privilegiadas. Como sucede en el resto del tercer mundo, la alianza entre el fundamentalismo religioso y el capitalismo salvaje tiene en Egipto a las mujeres como sus principales víctimas. Los ajustes estructurales ordenados por el Fondo Monetario Internacional implican la reducción del gasto público en áreas de servicio esenciales (salud, educación, vivienda). Viene acompañada por una constante prédica en favor del papel de ama de casa de la buena musulmana, y su retiro del campo laboral, lo cual produce la desvalorización social y económica del trabajo femenino, el desplazamiento hacia el sector informal, la sumisión al orden patriarcal y la carencia de derechos.

El islam de Mubarak no tiene nada que ofrecer, carece de la menor dimensión espiritual, es ajeno a la belleza del islam, ajeno a su tradición intelectual. Se trata de un islam dogmático, incapaz de pensamiento crítico, incapaz de aportar nada al ser humano en cuanto criatura capaz de trascendencia. Se trata de una religión de clerigos oscurantistas al servicio del status quo, centrada en las buenas maneras, el control de la sexualidad, la obediencia, el ritualismo más acartonado.

Se comprende entonces que los jovenes, las clases trabajadoras y los movimientos feministas egipcios están masivamente en contra de Mubarak, tanto como del islam representado por la Universidad de al-Azhar.

Se comprende también que el Gran Mufti de Arabia Saudí, Abdel Aziz al-Sheikh,haya condenado las revueltas árabes como “actos de vandalismo” llevados a cabo por “enemigos del islam”, y haya llamado a los egipcios a respetar el orden establecido.

Se comprende que el tirano saudí haya apoyado a su colega Mubarak, no tan lejano de él al fin y al cabo, pues ambos comparten su visión del islam como un instrumento de control ideológico de las masas, al servicio de la globalización corporativa.

Se comprende el apoyo israelí a la dictadura de Mubarak.

Y, por último, se comprende el apoyo ininterrumpido de los gobiernos occidentales al régimen de Mubarak durante tres décadas. En esto, como en todo lo que afecta a la economía, los gobernantes occidentales no hacen sino actuar como marionetas de los poderes financieros, que son en definitiva quienes nos gobiernan.

9 Responses to El «islam de Mubarak»

  1. mouhssin dice:

    assalamu 3alaykum, enhorabuena apreciado Abdennur por tu artículo y por tu esmero documentalista entorno a la realidad egipcia, extensible a la árabe en general; «nuestros gobernantes» son unos verdaderos delincuentes como dijera Arcadi Oliveres, sino, cómo se explica que amparen sus marionetas en ultramar y les miren a los ojos a sus hijos sin sentir ni el más mínimo pudor por su complicidad en todas las desgracias que están causando; no sé por qué cada vez que pienso en la plaza Tahrir me viene a la mente la medina del profeta, esa utopía y ese sentimiento que se está cristalizando en medio de la incongruencia para mostrar el camino hacia la justicia social, hecha por todos para todos.

    • David dice:

      Todos los españoles no somos culpables de lo que hagan nuestro gobierno. No todos tenemos las brillantes ideas de nuestros gobernantes. No se puede generalizar y amenazar que Zapatero tendrá otro 11m que lo pagarán los ciudadanos de a pié, como siempre lo pagamos. Por fortuna la mayoría de españoles cuando esto pasó no lo pagamos con todo el pueblo musulmán que vive en España. No niego que hay mucho desgraciado que lo hace y discrimina al musulman, pero por fortuna no son tantos. Muchos son los que criitican a los musulmanes, pero en el fondo son pocos los que cuando los tienen como vecinos, les dejan tirados cuando les hace falta que se les eche una mano. Hay que construir y no destruir. En esta guerra hay muchos intereses de por medio, «El petróleo» y es lo que ha hecho que se alíen contra Gadafi. En el tercer mundo hay masacres mayores e invasión de los derechos humanos y nadie hace nada, porque aquí no se saca nada a cambio. No quiero decir que Gadafi sea un Santo, sus motivos tendrán sus ciudadanos para revelarse contra él. No hemos de olvidar que los ciudadanos que se han revelado contra él también son de su misma religión. No obstante quiero decir que es desafortunado intentar emprender una nueva vida en España y amenazar aunque sea en sentido figurado a un pueblo de que va a tener otro 11M. Vd tendrá sus razones, muy válidas que son las de proteger a un pueblo inocente de los intereses políticos, pero no se puede defender la vida amenazando con la muerte. Hace muy bien en condenar a los políticos, a los asesinos y a sus compinches, pero no a un país. Espero que esta guerra de intereses acabe pronto. Un saludo

      • Alejandra dice:

        No;Muchos son los que criitican a los musulmanes, pero en el fondo son pocos los que cuando los tienen como vecinos, les dejan tirados cuando les hace falta que se les eche una mano. Hay que construir y no destruir. estoy de acuerdo contigo: Matizo—Ademas de que el egoísmo se ha instalado como polítioca , vencedora por ser todos en el planeta egoístas, no hay que ir muy lejos, cuanta gente musulmana pide y no se le da, no quiero nombrar organismos,, por temor a una denuncia, pero hay orden de preferencias a la hora de dar una ayuda, podría incluso añadir, que muchos de los que sirven en estos organismos, te dicen el concepto que tienen de musulman y musulmana…estas muy pero que muy equivocado.

        Respecto a decir, algo todo depende del sentido que uno lo quiera recibir

        Pero si hay una verdad en estas líneas respecto a Ley de causa y efecto, todo lo que emanamos nos vendrá como boomerang, y si tenemos responsabilidad en estas guerras y políticas, desde el momento que somos intolerantes hacia el pensar y el sentir de nuestros vecinos, amigos y hermanos, y el ser permisivo, el no luchar, también es forma de que esto ocurre, mucha gente vuelve la mirada hacia otro lado.

        Te voy a poner otro ejemplo verídico, lo lamento sin nombres, un organismo que defiende derechos8no especifíco para no liarla), preparaban pancartas, papeles para una movilización, algunos de los que forman parte del comité me comentaron que le daban los papeles a la gente, que observaron la falta de solidaridad, compromiso de los ciudadanos en ayudar a los otros desfavorecidos, y uno de ellos específico, que le habló a una señora diciendole, piense en su hijo-a, dijo mi hijo que se busque la vida.

  2. Ernesto dice:

    En el año 2003 este tipo predecía estas cosas:

  3. Olivia dice:

    Vos déclarations dans la presse quant à des attentats contre VOS PROPRES COMPATRIOTES sont scandaleuses.

    Vous soutenez donc ouvertement le régime et les massacres du Colonel Khadafi ?
    Non, évidemment.

    Vous pensez qu’il faille laisser le peuple mourir sans rien faire (pensez à la Bosnie dans les années 90) ?
    Non, évidemment.

    Avez vous pu constater l’implication des pays arabes ?
    non, évidemment.

    Donc, personne ne soutient Khadafi, personne ne supporte de voir des innocents massacrés, personne ne fait rien, et vous vous permettez de critiquer les gens qui s’impliquent ?

    Parlez de religion si vous le voulez, mais LAISSEZ A CESAR CE QUI APPARTIENT A CESAR (si cette phrase vous dit quelque chose, elle devrait (Coran Sourate Al-Baqara, II.87 ; ‘Al `Imran, III.84 ; An-Nisa’, IV.136)
    ARRÊTEZ DE PARLER DE POLITIQUE.

    http://www.reverso.net/text_translation.aspx?lang=FR

  4. gema dice:

    Dhû-n Nûn el Egipcio

    «Todos los hombres están muertos, salvo aquellos que saben [por haber asimilado la doctrina]; y aquellos que saben están muertos, salvo aquellos que practican; y aquellos que practican están todos desviados, salvo aquellos que actúan con recta intención; y quienes actúan con recta intención están todos en grave peligro»♦

    Citado por Ibn al-Arîf, en el Mahâsin al-Majâlis

  5. isabel dice:

    Bait Al Mal: La era del Profeta y de los Califas – I

    ntroducción
    Bait Al Mal en una sociedad islámica, es el equivalente al Ministerio de Hacienda o al tesoro nacional de un país. En este artículo veremos cómo funcionaba este organismo del Estado islámico bajo el gobierno del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y el de sus sucesores, los Califas bien guiados, que Allah esté complacido con todos ellos.

    El sistema financiero islámico es uno de los sistemas más independientes y nobles en nuestra civilización. El glorioso Corán declara este hecho en el dicho de Allah (que se interpreta en español): {Esto para que el botín no sea un privilegio de los ricos.}[Corán 59:7] Por lo tanto, la civilización islámica tiene como objetivo la rotación necesaria del dinero entre toda la gente, no sólo entre los ricos, puesto que esto puede causar vergüenza a la comunidad musulmana y formar una clase social injusta.
    Importancia e ingresos de Bait Al Mal

    Bait Al Mal es una fundación que supervisa todos los ingresos del Estado islámico y sus distintos gastos, está bajo la autoridad del Califa o del gobernante, quien es el responsable de ajustarla a las formas legales de gasto para beneficio de la Ummah (nación) musulmana tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra. [Munir Hasan Abdul-Qader, Mu’asasat Bait Al Mal fi Sader Al Islam (Las instituciones de Bait Al Mal en los primeros días del Islam), p. 47]

    Los ingresos importantes de Bait Al Mal incluyen el Zakah (caridad obligatoria), Jaray (impuesto a la tierra), Yiziah (impuesto selectivo que deben pagar los no musulmanes para vivir en un Estado islámico), botín, desalojos y dotaciones. Todos estos tipos, excepto las dotaciones, incluyen impuestos sobre la propiedad, la tierra o el alma. [Shawqui Abu Jalil, Al Hadarah Al ‘Arabiah Al Islamiah (La Civilización Árabe Islámica), p. 331]

    Las jurisdicciones de Bait Al Mal incluyen el dinero que pertenece a los musulmanes colectivamente y el dinero gastado para beneficio de los musulmanes. [Al Mawardi: Al Ahkam As-Sultaniah (Las Ordenanzas del Gobierno), p. 278] Por lo tanto, Bait Al Mal es uno de los pilares importantes de la civilización islámica, ya que es la única autoridad aprobada para gastar en beneficio de los musulmanes. En la actualidad cuenta con la autoridad de un ministro de finanzas y un banco central.
    Gastos de Bait Al Mal

    Los gastos de Bait Al Mal incluyen:

    Primero: Salarios de gobernantes, jueces, funcionarios y personal de las oficinas públicas, incluyendo al mismo Líder de los creyentes o Califa.
    Segundo: Salarios de los soldados y el ejército.
    Tercero: Suministrar al ejército armas, equipo militar, municiones, caballos o sus equivalentes.
    Cuarto: Desarrollar proyectos públicos, como puentes, represas, carreteras, edificios públicos, casas de descanso y mezquitas.
    Quinto: Gastos de las fundaciones sociales, como hospitales, prisiones y otras instalaciones estatales.
    Sexto: Proveer a los pobres, huérfanos, viudas y quienes dependen de ellos, ya que el Estado tiene que sostenerlos.

    Por lo tanto, este es el sistema económico preciso desarrollado por la civilización islámica en sus primeras etapas, precediendo a cualquier otra civilización. La civilización islámica tiene la prioridad en regular los ingresos y los gastos del Estado. Sin embargo, después de regular estos ingresos y gastos, puede haber algunas circunstancias urgentes, como desastres, hambrunas y falta de lluvia o epidemias de enfermedades, lo que obliga al Estado a pedirle a los adinerados que donen de forma voluntaria para beneficiar a la mayoría de los musulmanes. ‘Uzman ibn ‘Affan, que Allah esté complacido con él, donó mucho dinero para salvar a los musulmanes en la época de hambruna durante el gobierno de Abu Baker, que Allah esté complacido con él. ‘Abdur-Rahman ibn ‘Awf, que Allah esté complacido con él, hizo lo propio durante el gobierno de Omar ibn Al Jattab, que Allah esté complacido con él. Hay muchos ejemplos de ello en la historia islámica que aseguraron el flujo de dinero hacia las arcas del Estado sin coerción, expropiación ni fuerza. [Ver: ‘Ali ibn Naif Ash-Shahud, Al Hadarah Al Islamiah Baina Asalatil Madi Wa Amal Al Mustaqbal (La civilización islámica entre la genialidad del pasado y la esperanza del futuro), p. 257].

  6. isabel dice:

    El Islam y los calumniadores

    Del sheijk Isa Garcia:
    El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Nadie es más paciente en soportar las ofensas que Dios, glorificado y exaltado sea; Le asocian con otros, Le atribuyen haber tenido un hijo, y sin embargo Él les concede salud y provisión (en esta vida)”. Narrado por al-Bujari (7378) y Muslim (2804).

    Lo que aprendemos de esto es que las ofensas de los envidiosos y calumniadores, de aquellos que tienen motivos ocultos, no son una razón por la cual el musulmán deba desanimarse de esforzarse en tener éxito y progresar, o debilitar en su determinación o causarle frustración. Se debe siempre recordar que Dios, glorificado y exaltado sea, los ángeles, los mensajeros y profetas, nunca estuvieron a salvo de los calumniadores

  7. isabel dice:

    Conceptos de la Rectitud (Birr)

    El Islam previene, en todo momento, contra los conceptos y rituales superficiales, contra las formalidades vacías y las creencias ineficaces. Dios explica en un versículo representativo el pleno significado de la rectitud, en los términos siguientes

    «La piedad no sólo consiste en que orientéis vuestros rostros hacia el Levante o el Poniente, sino que la verdadera piedad es la de quien cree en Dios, en el día del juicio Final, en los ángeles, en el Libro, en los profetas; en invertir su hacienda en caridades, por amor a Dios, a sus parientes, a los huérfanos, a los menesterosos, a los viajeros, a los mendigos, y en el rescate de cautivos. Quienes observan la oración, pagan Al Zakat, cumplen con sus compromisos contraídos, son pacientes, tanto en la miseria como en la adversidad, o durante el combate. ¡Estos son los verdaderos creyentes, y estos son los timoratos! (Corán, 1:177)

    En este versículo se da una hermosa y clara descripción del hombre recto. Debe respetar todas las reglas saludables y fundamentar sinceramente su vida en el amor de Dios v el amor al prójimo por amor a Dios. Aquí encontramos cuatro elementos: (I) nuestra Fe debe ser auténtica y sincera (II) hemos de estar dispuestos a dar testimonio de ella en obras de caridad y amabilidad con nuestro prójimo, (III) debemos ser buenos ciudadanos dando apoyo a las instituciones benéficas y a las organizaciones comerciales y (IV) debemos ser constantes e inconmovibles en cualquier circunstancia.

    Por consiguiente, queda claro que la rectitud no es tan sólo una cuestión de propuestas vacías. Debe basarse en una fe sólida y en la práctica constante. Debe abarcar et pensamiento y la acción de la persona y trascender a su vida interior y exterior, a sus asuntos individuales y comunes. Cuando se establece el principio islámico de la rectitud, éste lleva la paz al individuo en todas las circunstancias, aporta seguridad a todos los niveles de la sociedad, solidaridad a la nación y esperanza y armonía a la comunidad internacional.

    ¡Qué apacible y gozosa puede ser la vida, cuando las personas ponen en práctica el concepto islámico de la rectitud! Qué puede haber más tranquilizador que la fe en el Creador Benéfico y el comprometerse en tan valiosa causa? Qué puede haber más humano que mitigar las recónditas ansiedades de los sojuzgados, aliviar los sufrimientos de los explotados y dar respuesta a las necesidades de los desvalidos? Qué hay más metódico y honrado que el cumplimiento de los compromisos, la preservación de la conciencia clara y el mantenimiento de la integridad? Y qué proporciona goces más espirituales que hacer todo ello con regularidad, como algo cotidiano, y por amor a Dios?

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