Entrevista con Abdennur Prado para Canal Solidario-OneWorld España- 07/05/2004
La presente entrevista es una adaptación de la realizada en directo por los usuarios de Canal Solidario-OneWorld España el día 7 de mayo. Nos hemos permitido ampliar las respuestas y eliminar algunas preguntas que eran pertinentes en los días en que fue realizada la entrevista. Webislam.com, el portal que dirige Abdennur Prado, ya se ha convertido en un lugar de referencia para los musulmanes españoles y para muchos inmigrantes. Tras los atentados terroristas del 11 de marzo, esta web ha tenido que asumir, además, el papel de luchar contra las acusaciones que se vierten hacia esta religión. La última polémica surge con la propuesta del Ministro del Interior de controlar la actividad religiosa de las mezquitas como parte de la estrategia contra el terrorismo.
P-¿Es verdad que Arabia Saudí está financiando aquellas mezquitas donde la línea que siguen es más cercana al fundamentalismo islámico?
Es cierto, no sólo en España sino en todo el mundo. La política de Arabia Saudí ha sido desde hace muchos años la de intentar controlar el islam. Para ello, financian la construcción de grandes centros, que parecen monopolizar la presencia del islam en todo el mundo. En vez de gastar su dinero en ayudar a otros países (musulmanes o no), aplicando políticias de asistencia al desarrollo, su máximo interés es el de presentarse como «la ortodoxia», los «guardianes de la pureza del islam». Sin embargo, ya desde el nacimiento del wahabismo en el siglo XVIII, se conservan numerosos escritos de ulemas (sabios) de la época otomana denunciando el wahabismo como una deformación totalitaria del islam. En concreto, los ulemas denuncian que Abdel Wahab permitió a sus seguidores matar a musulmanes a los que acusaba de desviarse de sus interpretaciones. ¿Porque es esta corriente la que han favorecido los países occidentales? En España, los musulmanes demócratas pedimos a el apoyo de la ciudadanía y a las instituciones frente al fundamentalismo, y sin embargo parece más fácil pactar con Arabia Saudí, un país que tiene enormes cantidades de petróleo y una gran influencia sobre la marcha de la economía mundial.
P-Me gustaría que aclararas el concepto de ‘yihad’, que suele aparecer siempre relacionado con acciones violentas y terrorismo, pero me parece que tiene que ver más con una actitud individual para el creyente musulmán.
La palabra árabe yihad significa, literalmente, «esfuerzo». Existen otras palabras árabes que se refieren a la guerra, pero estas (curiosamente) no aparecen el el Corán. En primer lugar, el esfuerzo se refiere al de la superación personal, el mejoramiento de nuestro entorno y condición interior. Este es el «yihad mayor», en palabras de Muhámmad (sas). Más conocido es el «yihad menor», el combate armado en legítima defensa. En este punto, hay diferenciar entre la guerra de depredación y la guerra defensiva. En el Corán se expresa claramente, una y otra vez, que a los musulmanes solo nos está permitido combatir en legítima defensa, contra la tiranía o en defensa de la libertad religiosa (el Corán menciona explícitamente la defensa de iglesias, sinagogas y mezquitas). Por desgracia, este es uno de los puntos clave del islam donde la ignorancia se ha cebado. En el contexto actual, los musulmanes tenemos que denunciar a todos aquellos que instrumentalizan este concepto para fines poco claros. Cuando oímos a alguien escudarse el el yihad para matar civiles o realizar actos abominables, debemos denunciarlo. Esa gente está manipulando las palabras y ensuciando nuestra tradición, al mismo tiempo que hace aparecer como terroristas a gentes que han emprendido luchas de liberación lícitas y nobles, como en Chechenia o Palestina.
P-¿Quién cree que está interesado en ofrecer una visión del Islam esencialmente violento y ligado al terrorismo?
Los mismos intereses que han divulgado las tesis del «choque de civilizaciones». Un Estado vinculado a un lobby militar expansionista necesita enemigos que justifiquen el aumento del gasto de defensa y los recortes de los derechos civiles. En España, estos intereses coinciden con la ideología de los nostálgicos del nacional-catolicismo ultramontano, refractarios a la España plural que se avecina.
P-Desde el 11-M no parece que haya aumentado el racismo, pero sí un ambiente de sospecha. ¿Cómo se sienten los musulmanes en España?
No se ha producido en España una oleada de ataques contra musulmanes o mezquitas como la registrada tras el 11-S en EEUU. Por el contrario, hemos notado una gran sensibilidad hacia este tema: llamadas de diversos medios de comunicación pidiendo que les comunicásemos cualquier brote de violencia contra los musulmanes, para denunciarlo. Por desgracia, el ambiente de sospecha viene más de la Administración que de la ciudadanía. Las recientes declaraciones del ministro del Interior (al señalar como presuntos focos de radicalismo a cientos de pequeñas mezquitas) han hecho crecer la islamofobia.
P-¿Por qué os oponéis al plan de controlar a los imames? ¿No pensáis que esta es una medida positiva para acabar con el radicalismo?
El plan anunciado se basa en un supuesto falso: el de que las pequeñas mezquitas predican el radicalismo. Esto es falso. La Generalitat de Catalunya es la única comunidad autónoma que ha realizado un informe pormenorizado sobre estas pequeñas mezquitas, y este informe es concluyente: no existe radicalismo en esas comunidades. Lo mismo dice el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), por lo poco que sabemos. Así pues, el Ministro actúa de mala fe o está mal informado. Dándole el beneficio de la duda, pensamos que ha sido mal aconsejado. Dicho esto, pensamos que rectificará, al menos parcialmente.
P-¿Cómo cree que se deberían elegir los imanes de las mezquitas españolas?
Los imanes deberían ser elegidos por cada comunidad, tal y como está registrado en los Acuerdos de Cooperación firmados entre el Estado y la Comisión Islámica de España en 1992. Estos Acuerdos fueron firmados por el Rey y tienen rango de ley. A lo que nos oponemos es a la creación de una especie de «iglesia en el Islam», lo cual no solo es contrario a nuestra tradición, sino a la libertad de conciencia e interpretación que siempre hemos defendido.
P-¿Cómo cree que puede mejorarse la mutua comprensión y el diálogo entre musulmanes y la sociedad occidental?
La mutua comprensión pasa por insertar el Islam plenamente como una opción espiritual lícita dentro de nuestra sociedad. Se trata del desarrollo de la libertad religiosa, uno de los pilares de la democracia, y que en España deja mucho que desear. Por supuesto, la libertad existe, pero hay un sentimiento generalizado de que los musulmanes somos ciudadanos de segunda. El desarrollo de la libertad religiosa pasa por el cumplimiento de los Acuerdos de Cooperación suscritos entre la Comisión Islámica de España y el Estado. Se trata de hacer ciudadanía, de evitar la formación de guetos e insertar a los musulmanes —sobre todo inmigrantes— como ciudadanos de pleno derecho, con sus deberes y sus obligaciones, pero también con sus derechos. Solo de este modo se logrará aislar a los radicales, dejarlos solos en su paranoia.
P-¿Qué me puedes decir del diálogo islámo-cristiano en España?
Recientemente asistí en el Parlamento Europeo a un encuentro de The soul of Europe, una organización para el diálogo islamo-cristiano, de la que Junta Islámica forma parte. Fue muy ilustrativo ver como en toda Europa existen multitud de organizaciones e iniciativas para el diálogo islamo-cristiano, que están realizando una labor encomiable. Sin embargo, en España apenas existen iniciativas de este tipo. ¡Hay mucho trabajo por hacer!
P-En un principio la religión islámica parecía patrimonio de los países árabes, pero ahora se ha extendido por el mundo. Por poner solo un ejemplo, por la comunidad negra de EEUU, ¿cómo interpretas esto?
Nunca el islam fue patrimonio de ninguna raza. La palabra islam significa «sometimiento a Dios/la Realidad». Más allá de toda religión, el islam es un estado de conciencia, el estado natural de toda criatura. Todas las cosas en la Creación estás sometidas al principio generador de la existencia. Según el Corán, tanto Adán (el «primer hombre», entendido en un sentido simbólico), como Abraham, Moisés o Jesús, todos ellos eran musulmanes. Si nos referimos al «islam histórico» que surge con el mensaje de Muhámmad, nunca fue exclusivo para los árabes. Existe un hadiz donde se dice que todos los hombres son iguales, como las púas de un peine. En otro hadiz se dice que no existe superioridad del árabe sobre el no árabe, ni del blanco sobre el negro. El país con más musulmanes del mundo es Indonesia, donde los árabes son pocos. A parte de estas precisiones, es cierto que hubo una «ruptura» de las fronteras de «dar al islam» (la casa del islam), con la caída del califato otomano. Es curioso, pero este acontecimiento que fue visto en su día como un desastre, ha propiciado la difusión del islam en el mundo, más allá de esas fronteras tradicionales. El islam crece no solo entre la población negra de los EEUU, sino en todo el mundo. También en Europa, y no únicamente a causa de la inmigración, sino por el fenómeno de la conversión. Este fenómeno cambiará a la larga la percepción que los propios musulmanes «de origen» tiene sobre el islam. Cada vez que he ido a un país de mayoría musulmana veo la misma sorpresa, la misma maravilla. Quieren saber porque nos hemos reconocido musulmanes, los conversos, gentes del «primer mundo» que reconocen como propia la religión del «tercer mundo».
P-¿No crees que el mundo árabe necesita un nuevo Nasdah (Renacimiento) como hubo en los siglos IX y X, cuando eran el centro de la cultura y desarrollo científico del mundo?
La situación del mundo árabe es un desastre. Podemos discutir las causas, pero esto no hay nadie que lo niegue. Ampliando la pregunta, pienso que el mundo musulmán en su conjunto necesita de un renacimiento, un nuevo estado de conciencia. Desde la perspectiva del Corán, la situación se me presenta claramente. El Corán nos previene contra la «religión de los antepasados», la cosificación de la experiencia que cada uno tiene de su Señor en una religión de Estado. Desde esta perspectiva, estoy convencido de que el mundo islámico saldrá de su actual situación en el momento en que retome el carácter abierto de la revelación, y los valores que están unidos a ella: libertad de interpretación y de conciencia. Se trata de recuperar los valores auténticos y universales frente a esa religión de los antepasados, una lectura patriarcal y autoritaria del islam generada en el pasado, con la cual muchos musulmanes no nos identificamos. Existen musulmanes muy pendientes del largo de la barba o de cómo debe ser el velo, pero muy poco de la búsqueda del conocimiento, a pesar de que está debería ser una prioridad para todo musulmán y musulmana. Como suelo decir, el islam es el problema y el islam es la solución.
P-¿Cuál es para usted el país que, en estos momentos, representa mejor los valores islámicos o musulmanes?
Existe un hadiz de Muhámmad en el que dice: «Una sociedad islámica es aquella en la cual nadie pasa hambre». Por tanto, no hay en estos momentos un solo país que pueda llamarse islámico.
P-Dado que no te criaste en un entorno familiar de musulmanes, ¿cuándo y por qué decidiste hacerte musulmán?
¡Esta es la pregunta más difícil! Más allá de las circunstancias exteriores, puedo contestar con una «narración simbólica». Mi camino hacia el islam se produce a través de la palabra poética. Dentro de una experiencia que podría denominarse como una «emergencia espiritual», escribí el siguiente verso: «Me refugio en Aquel que hace estallar la aurora». Una liberación, como si saliese del círculo pequeño y miserable de mis obsesiones, para insertarme en un universo más amplio, el de la propia Realidad. Tiempo después, cogí un Corán en una librería y lo abrí por el final, la surat al-falaq (118): «Dí: Me refugio en el Señor del alba». Fue un shock tremendo. Lo que para mía había sido «palabra inspirada», coincidía con la palabra de Al-lâh… Reconocí el fenómeno de la revelación como una hecho posible, y no como un «cuento de los antiguos», una fábula irracional y absurda. Mis lecturas del Corán lo confirmaron plenamente: la cosmología que este libro contiene forma parte del interior del ser humano. Reconocí como propios los elementos centrales de la revelación coránica… Reconocí que estaba sometido al Creador de los cielos y la tierra, que existe una fuerza superior al hombre que lo arrastra, una fuerza que no es ciega, sino Misericordia creadora. Esto es el islam, tal y como lo hemos recibido.