Islam y movimiento altermundista

Genealogía del islam reaccionario

La necesidad de una teología islámica de la liberación aparece para muchos como una conclusión lógica del resultado de las vicisitudes sufridas por las comunidades musulmanas en el último siglo y la situación geopolítica internacional a principios del siglo XXI. Para comprender esta necesidad, hay que remontarse a la época de la Guerra Fría, cuando las potencias occidentales se aliaron con las corrientes más conservadoras del mundo islámico para evitar el encuentro entre los movimientos islamistas y la izquierda internacional. Una alianza que todavía ejerce un poder asfixiante sobre las poblaciones musulmanas.

Todo nos remite al tema clave de la globalización corporativa, y al papel que juegan en ella los países de la OPEP. Asistimos a la colaboración que los sectores reaccionarios del mundo islámico con la globalización corporativa, hasta el punto de que hoy en día constituyen uno de los pilares de la misma. Tariq Ramadan se ha referido a esta alianza del siguiente modo:

“El conjunto del mundo islámico está bajo la tutela de la economía del mercado. Los países más aparentemente islámicos desde el punto de vista de las leyes y el gobierno, a ejemplo de Arabia Saudi o de las petromonarquías, son los más integrados económicamente al sistema neoliberal fundado sobre la especulación y sumergido en las transacciones con intereses (en referencia a la usura).” [1]

Ya hace dos décadas, la economista Susan George puso de manifiesto el papel que la OPEP ha jugado desde los años 70 del siglo pasado en el aumento de las desigualdades Norte/Sur. Susan George comenta:

“Los países productores de petróleo se comportaron como verdaderos capitalistas, esperando hacer mucho dinero confiando en profesionales de Nueva York o de Londres. De este modo, perdieron una ocasión histórica y abrieron la puerta al formidable golpe minuciosamente elaborado por países que ya eran ricos. La deuda, generada por los gobiernos occidentales, los bancos y sus agentes, tal como el FMI, ha debilitado aún más los países del sur (comprendiendo a los países miembros de la OPEP); les ha puesto en una situación mas desfavorable que antes de la gran época de los préstamos, y ha abierto la puerta a una verdadera recolonización”. [2]

Algunos países tienen una cuantiosa deuda externa, incluidos algunos de los autoproclamados como “Estados islámicos”, pretendidamente regidos por la Sharia. Arabia Saudí (47,390 2006 millones US$), Pakistán (42,380 2006), Sudán (29,690 2006 est.), o Irán (14,800 2006 est.). Alguien debería recordar a sus ulama, grandes mufties y otros sabios gubernamentales que la usura está prohibida en el islam… ¿Por qué Arabia Saudí, uno de los grandes productores de petróleo, tiene deuda externa, cuando miles de miembros de la familia Saud tienen asignada una cantidad mensual vitalicia solo por ser de la familia? Casi toda esta deuda ha sido gastada en armas, compradas a sus amos. No nos engañemos: estos países son solo “islámicos” en aquellos aspectos que interesen al Estado, especialmente en todo lo referente al control social.

La obsesión por la religión entendida como una moral extrema, un puritanismo sofocante obsesionado con el honor y la sexualidad, es un medio para alienar a las poblaciones musulmanas, actúa como un velo que impide analizar las causas reales de las injusticias sociales que padecen, y presenta a los culpables de estas injusticias como garantes de la identidad y del honor nacional. Asistimos a una forma extrema de oscurantismo, de mano de los ulemas reaccionarios, que ocupan lugares prominentes por su significación en la historia del islam, como son la Universidad de al-Azhar o las Mezquitas de Meka y de Medina. Una visión oscurantista del islam que coarta cualquier posibilidad de pensamiento crítico entre los creyentes, condenando a sus sociedades a permanecer en el atraso y la ignorancia. Si la religión se redujese a esto, sin duda podríamos suscribir la frase de Marx, según el cual la religión es el opio del pueblo. Por suerte, la religión es mucho más que esto, o es más bien otra cosa, un potencial que puede ser puesto al servicio de la liberación del ser humano, insha Al-lâh.

En este punto hay que situar el discurso anti-comunista promovido por determinadas instituciones musulmanas, desde el mundo árabe hasta el sudeste asiático. Nos situamos en la época de guerra fría, cuando el comunismo es el mal absoluto que ahora representa el islamismo. Un buen ejemplo de la vinculación entre islam, anti-comunismo, dictaduras laicas e intereses occidentales se produce en el momento de la llamada infitah (apertura), promovida en Egipto por Sadat en los años 70 del siglo pasado, con el objeto de liberalizar la economía (tras la etapa del “socialismo árabe”, declarada superada). Sindicatos y asociaciones de izquierdas se oponen a las políticas de privatización y de apertura a inversiones extranjeras, pero éstas reciben el apoyo de los ulemas de al-Azhar y de los Hermanos Musulmanes. Sadat apoya las yamaat (asambleas) islámicas en las universidades, para debilitar las organizaciones estudiantiles de izquierdas, uno de los focos principales de la oposición. Es en este contexto donde debemos situar la aparición del anti-comunismo de los ulemas oficiales. Retorno a la religiosidad y liberalismo van unidos. Los sucesivos Sheijs de al-Azhar emiten fatuas anti-comunistas. El Sheij Muhammad Fahham lanza una diatriba contra los estudiantes que se manifiestan en contra del gobierno, los llama impíos y les conmina a comportarse religiosamente. El Sheij Abel Halim Mahmud afirma que “el sionismo es la madre del comunismo”. El imam Shaltut, afirma que “el comunismo es kufur. El comunista que desgrana su rosario no dice ‘Al-lâhu Akbar’ sino ‘Marx es grande’.” Hasanayan Muhammad Majluf, mufti de la República, propone que los comunistas sean considerados como apóstatas del islam, en una época en la cual esto podía acarrear graves prejuicios[3].

En Indonesia, las dos más grandes organizaciones islámicas del país (el Nahdlatul Ulama y la Muhammadiya, con varios millones de militantes) se implican de manera decidida en la lucha anti-comunista. Durante los años 1965-1966, Suharto desatará una oleada de matanzas que acabarán con la vida de más de un millón de comunistas. Según ha relatado Noam Chomsky, agentes norteamericanos entregaban listas de comunistas o de simpatizantes a las autoridades locales, que realizaban una caza humana despiadada, con el apoyo de. La Muhammadiya declarará el yihad en contra del Gestapu (el Partido Comunista de Indonesia). Resulta triste constatar la implicación de las dos organizaciones islámicas más importantes del país en uno de los sucesos más trágicos del siglo XX, que llevó a la muerte de más de un millón de personas por el mero hecho de ser militantes comunistas.

Pero esta alianza no es cosa del pasado. Actualmente, algunos países de población musulmana están en los primeros puestos en cuanto a renta per cápita en el mundo: Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Brunei, Bahrein, Omán y Arabia Saudita, países que desarrollan sus economías bajo la protección militar norteamericana. Pero esta posición privilegiada no se manifiesta apenas en forma de cooperación al desarrollo respecto a otros países musulmanes. Hay que recordar las numerosas situaciones en las cuales los musulmanes viven en una situación dramática. Cientos de miles de ellos hacinados en campos de refugiados: saharauis en el desierto argelino, sudaneses en Darfur, rohingya en Bangla Desh y en Tailandia. Otras situaciones no son menos dramáticas, como las de Chechenia, de Etiopía o de Somalia. Estas situaciones de extrema pobreza coexisten con el despilfarro. Como contraste, cabe mencionar los proyectos faraónicos (en el sentido coránico del término) llevados a cabo por las dinastías petro-millonarias del Golfo Pérsico, como los proyectos de construcción en Dubai de grandes hoteles ultra lujosos ganando terreno al mar, en las cuales se pueden encontrar incluso pistas de esquí.

No existe (que nosotros sepamos) una verdadera ayuda al desarrollo organizada desde países musulmanes ricos hacia el tercer mundo. Existe ayuda humanitaria a gran escala, y centenares de organizaciones que se dedican a paliar necesidades inmediatas, pero no un proyecto global que ayude a las comunidades necesitadas a generar sus propios mecanismos de supervivencia en el futuro. En este punto hay que lamentar la forma en la que Arabia Saudí malgasta el dinero del petróleo, financiando grandes universidades y centenares de madrasas a través de las cuales se adoctrina a poblaciones foráneas, creando una fractura en todos los países musulmanes entre el islam tradicional y el wahabismo. La única preocupación de Arabia Saudí en todas las tragedias humanas mencionadas es la de utilizarlas para infiltrarse e imponer su concepción rigorista del islam aniquilando las tradiciones locales, siempre en nombre de la pureza religiosa, siempre al servicio del imperialismo. Arabia Saudí se ha ganado a pulso en odio de la inmensa mayoría de musulmanes del planeta, tanto por su política de difusión del wahabismo, como por su apoyo a la dominación norteamericana, como por el desprecio mostrado hacia el sufrimiento de los musulmanes a lo largo del planeta.

El wahabismo no es una interpretación ortodoxa del islam sino un movimiento reformista, nacido en la Arabia del siglo XVII d.C. Más adelante, la palabra reformista ha tomado el sentido de abandono de una concepción orgánica de la comunidad en función de estructuras de poder nacidas con la industrialización. Un estado como el de Arabia Saudí representa el abandono de la tradición por intereses económicos, y fue escogido por los británicos porque se ajustaba a los planes de explotación de los recursos naturales diseñado para Oriente Medio. Su aspecto exterior les da una apariencia islámica, mientras que su carácter modernista les facilita la labor de gobernar a gusto de sus amos. Mediante la llamada “apertura de la puerta del iÿtihâd” (esfuerzo interpretativo en jurisprudencia), los ulemas al servicio del Estado se permiten lanzar fatwas para justificar todo aquello que al gobierno le interesa: la presencia de bases americanas en Arabia, o la licitud del asesinato político, el tráfico de drogas. En el plano de la política internacional, el wahabismo trata de hacer pasar el islam como una pieza de la economía de mercado, colaborando en todo con el Fondo Monetario Internacional.

Arabia Saudí: un país que comercia en armamento pero se llama a si mismo islámico porque corta la mano al niño que roba una manzana, donde los gobernantes viven rodeados de un lujo extravagante mientras la deuda externa alcanza cifras astronómicas… Pero el Profeta Muhammad (saws.) dijo: “Aquel que trasiega con lo que tiene, a ése es a quien Al-lâh provee; y aquel que acapara bienes y los acumula, a ése es a quien Al-lâh maldice y aparta de su lado”. Lo que han hecho en las ciudades de Meka y Medina no deja lugar a dudas. Donde hace unos años estaban las tumbas de los compañeros del Profeta (saws) ahora se agolpan concesionarios de la Mercedes o la Crysler. En lugares asociados a la misión profética de Muhámmad (saws) ahora hay hoteles de cinco estrellas regentados por compañías extranjeras. La destrucción del patrimonio, de la memoria colectiva de los musulmanes, forma parte de la política de los Bani Saud desde sus comienzos. Es el mismo desarraigo que se está produciendo a gran escala, operado desde dentro del islam, desde su mismo centro geográfico.

Esta es la entrada del islam en la sociedad del espectáculo: el wahabismo representa la occidentalización del islam, el abandono de la tradición para hallar su semejanza con esa cultura de la representación y de la imagen. Cultura de la imagen: la aceptación de las imágenes de las diferentes tradiciones, pero no sus contenidos. Estamos en un mundo donde la idea de tradición quiere ser reducida a la de folclore. Esto es lo que ofrece el wahabismo: no el islam sino solo su apariencia, no la verdad sino una imagen estereotipada. En esta cultura de la imagen están empeñados los “representantes de Dios en la tierra” de todas las religiones, como los publicitarios, los economistas del Nuevo Orden Mundial, los fabricantes de noticias. Arabia Saudí, como cuna del islam, juega el papel perfecto para la política de los poderes de occidente, una política que no puede sino acabar con el sacrificio de la imagen que ellos mismos han creado. La definición concisa de Tariq Ramadan refleja una opinión mayoritaria:

«Arabia Saudí: la encrucijada de todas las mentiras y todas las hipocresías. Primero, de occidente, cuyos gobiernos, aunque saben del horror de la dictadura, del esclavismo reaccionario y de la corrupción, se callan por razones económicas. Después, de Oriente y de demasiados musulmanes, que, a causa del maná financiero, responden con el silencio a la traición más manifiesta y más odiosa a los principios del islam».[4]

Actualmente asistimos a nuevos episodios de esta colaboración, nunca revocada. La contrarreforma agraria llevada a cabo en 1999 por Mubarak, que implicó la recuperación de los arrendamientos agrícolas por el capital, recibió el apoyo de la Yamaat Islámica y los Hermanos Musulmanes en nombre de la sharia y del derecho a la propiedad. Todavía se puede encontrar en la web del también egipcio Yusuf Qaradawi una fatwa en la cual afirma que es incompatible ser comunista y musulmán (la fatwa responde a una mujer que le pregunta si se puede casar “con un musulmán comunista”: la respuesta es negativa, es haram casarse con un comunista, pues los comunistas son poco menos que diabólicos que no creen en nada… a pesar de que en su pregunta la mujer deja bien claro que el hombre en cuestión es musulmán). El propio Qaradawi que se sienta a la derecha del Emir de Qatar mientras las tropas norteamericanas se preparan para invadir Iraq, desde inmensas bases cedidas por el emirato, un país en el cual los inmigrantes egipcios (entre otros) viven en situación de semi-esclavitud… Todo esto justifica sin duda el rechazo de las izquierdas a la hora de colaborar con los movimientos islamistas, y pone en evidencia las estrechas relaciones entre fundamentalismo religioso y neoliberalismo. Citamos a Samir Amin:

«En el terreno de las cuestiones sociales de verdad, el islam político se alinea en el campo del capitalismo dependiente y el imperialismo dominante. Defiende el principio del carácter sagrado de la propiedad y legitima la desigualdad y los requisitos de la reproducción capitalista. El apoyo prestado por los Hermanos Musulmanes en el Parlamento egipcio a las recientes leyes reaccionarias que refuerzan los derechos de los propietarios en detrimento de los arrendatarios rurales (la mayoría del pequeño campesinado) no es más que un caso entre cientos. No hay ejemplo siquiera de una sola ley reaccionaria promovida en cualquier Estado musulmán a la que los movimientos islamistas se hayan opuesto… Es fácil entender, por tanto, que el islam político haya contado siempre en sus filas con la clase dominante de Arabia Saudí y Pakistán. Las burguesías compradoras locales, los nuevos ricos, beneficiarios de la actual globalización imperialista, apoyan generosamente al islam político. Y éste ha renunciado a una perspectiva antiimperialista y la ha reemplazado por una postura “antioccidental” (casi “anticristiana”) que evidentemente sólo lleva a las sociedades afectadas a un callejón sin salida y no constituye por tanto un obstáculo al despliegue del control imperialista sobre el sistema mundial. La historia de los Hermanos Musulmanes es bien conocida. La Hermandad la crearon los británicos y la monarquía en la década de 1920 a fin de cerrar el paso al Wafd, secular y democrático. Su regreso en masa de su refugio saudí tras la muerte de Nasser, organizado por la CIA y Sadat, es también bien conocido. Todos estamos familiarizados con la historia de los talibán, formados por la CIA en Pakistán para luchar contra los “comunistas” que habían abierto escuelas para todos, chicos y chicas. También es de sobra sabido que Israel apoyó a Hamás en un principio como forma de debilitar las corrientes seculares y democráticas de la resistencia palestina. El islam político habría tenido muchas más dificultades para moverse fuera de las fronteras de Arabia Saudí y Pakistán sin el potente apoyo continuado y resuelto de los Estados Unidos. La sociedad de Arabia Saudí no había comenzado siquiera a moverse más allá de sus límites tradicionales cuando se descubrió petróleo bajo su suelo. Se concluyó entre las dos partes una alianza entre el imperialismo y la clase dominante tradicional, sellada de inmediato, que dio un nuevo arriendo de vida al islam político wahabí… Resulta fácil, por tanto, comprender, la iniciativa tomada por los Estados Unidos para romper el frente unido de los estados asiáticos y africanos establecido en Bandung (1955), creando una “Conferencia Islámica” inmediatamente promovida (desde 1957) por Arabia Saudí y Pakistán. El islam político penetró en la región por estos medios. La mínima conclusión que puede extraerse es que el islam político no es el resultado espontáneo de la afirmación de las auténticas convicciones religiosas por parte de los pueblos afectados. El islam político lo erigió la acción sistemática del imperialismo, apoyada, por supuesto, por fuerzas obscurantistas reaccionarias y las clases compradoras subordinadas». [5]

En definitiva, el islam esta siendo utilizado desde el poder, en muchos casos para justificar privilegios y opresiones, y combatir a las izquierdas. Esta utilización por parte del Estado suele estar vinculada a la imposición de una visión reaccionaria del islam, centrada en las formas y en la imposición de una moral de rebaño. Globalización corporativa y fundamentalismo religioso se alimentan uno a otro, son las dos caras del mismo fenómeno. Las medidas estructurales promovidas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial crean las condiciones necesarias que hacen posible (incluso inevitable) el resurgir del fundamentalismo, y al final, este fundamentalismo justifica la intervención de los Estados occidentales. Todo esto explica el apoyo occidental a la visión más reaccionaria del islam.

Pero debemos decir que el análisis de Samir Amin es en exceso maximalista: si bien es indudable que el islam político dominante (especialmente la corriente wahabi/salafi promovida desde Arabi Saudí) aparece como un aliado del imperialismo, de ello no se puede deducir que todo el islam político deba ser encajonado en dicha categoría. Existe una creciente conciencia de esta problemática dentro de los movimientos musulmanes, un problema cuya resolución pasa por construir una nueva alianza con la izquierda global y el movimiento altermundista, tal y como defenderemos en breve. No queda otro remedio que trabajar en esta dirección. Sería un error garrafal por parte de los movimientos anti-capitalistas en los países musulmanes el plantear su lucha al margen del islam, siendo el islam el eje alrededor del cual gira la vida en dichas sociedades. Combatir el islam y el capitalismo al mismo tiempo no parece razonable, y menos si nos damos cuenta de que el islam constituye hoy en día una de las pocas alternativas vivas a la globalización neoliberal.

Teología islámica de la liberación

En este punto se comprende la importancia que puede cobrar la teología islámica de la liberación (TIL) en el contexto de la lucha de los pueblos contra la globalización corporativa y el nuevo imperialismo, así como contra la hegemonía de las formas alienantes de entender el islam que aparecen vinculadas a ellas. Es decir: para romper la alianza existente entre la globalización corporativa y el fundamentalismo religioso.

Entendemos por TIL un discurso y una práctica social que pone en primer plano el mandato coránico de construir una sociedad justa e igualitaria, en la cual la dimensión espiritual del ser humano sea tenida en cuenta, en oposición tanto a las concepciones reaccionarias del islam como al neoliberalismo. Frente a la deriva de los movimientos islamistas hacia posturas ultra-conservadoras en lo político y en lo moral, la TIL surge de la recuperación del mensaje revolucionario lanzado por el Profeta Muhammad hace catorce siglos, contra las oligarquías de su tiempo.

La TIL cobra nueva fuerza en el contexto post 11-S, con las invasiones de Iraq y Afganistán, la situación de los musulmanes en Birmania y la continuación del genocidio palestino. Pero, sobre todo, la TIL surge como toma de conciencia del impacto social de la globalización corporativa. El auge del neoliberalismo y de la filosofía de libre mercado plantea una amenaza a la igualdad y a la justicia social, puesto que ambos conciben a la sociedad como un mercado que reduce al ser humano a la dimensión de productor-consumidor. Una economía de mercado liberalizada, que no tiene consideración alguna por los asuntos sociales, ni por las culturas autóctonas ni por las preocupaciones medioambientales, no puede promover el bienestar económico y social global, ni asegurar un desarrollo sostenible. El neoliberalismo amenaza cada vez más los derechos civiles, particularmente, el derecho a la educación, al empleo remunerado, y a la salud.

Frente a esta situación, la TIL propone una reforma radical de la sharia, que sirva a los desfavorecidos. Propone la reforma de los códigos de familia musulmana, de cara a lograr la plena igualdad de las mujeres y los hombres. Propone también incorporar la cuestión de la justicia económica en los discursos contemporáneos basados en la Sharia, y centrarse en sus aspectos horizontales, las mu’amalat o transacciones sociales, antes que en los aspectos de la ‘ibada o actos de adoración. Esta reforma se inspira en la noción de la Soberanía de Al-lâh, según la cual sólo Al-lâh es nuestro Señor, y por tanto nadie puede ser amo o señor de sus semejantes. Esta comprensión del islam conduce a cuestionar las comprensiones ritualistas y/o alienantes de la religión. Para la aplicación de estos principios, se hace necesaria la creación de sindicatos inspirados en la TIL, capaces de reivindicar los derechos de los trabajadores en contextos donde el islam es la religión de Estado, y donde todo gira en torno al islam.

La TIL defiende la implicación del islam en la política. Si se eliminasen todos los componentes éticos (religiosos) de la política, la medicina, la economía… ¿qué nos quedaría? La post-civilización occidental: un sistema de depredación generalizada del planeta tierra, que no responde a ningún criterio ético ni racional… En los países occidentales este sistema recibe el contrapeso de la sociedad civil, gracias sobre todo a la lucha de los comunistas y de los anarquistas de los siglos XIX y XX, y al movimiento pro-derechos civiles surgido tras la Segunda Guerra Mundial. Pero este contrapeso no tiene suficiente fuerza hoy a escala planetaria, y aún menos en el llamado tercer mundo, donde las grandes corporaciones se lanzan a una política de depredación de los recursos naturales, expoliando a los pueblos y aniquilando sus culturas, entronando a dictadores sumisos a sus intereses y financiando guerras en aquellos lugares en los cuales las sociedades se unen para hacerles frente. La TIL se presenta por tanto como un desafío al llamado “islam liberal”, que aboga por una separación estricta entre la religión y la política, un discurso complaciente con las nuevas necesidades del establishment. Existe una política de infiltración por parte de think thanks occidentales, que promueven un discurso islámico anti-fundamentalista y de defensa de la compatibilidad entre islam y democracia, derechos humanos, etc., pero que no es crítico con las políticas promovidas por el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio y el banco Mundial. Es el llamado “islam moderado”, promovido por los gobiernos británico y norteamericano, como una ofensiva paralela a las invasiones de Irak y Afganistán.

La TIL tiene un destacado representante en el sudanés Mahmud Taha, quien en su famosa obra El segundo mensaje del Corán identificó la sociedad ideal propuesta por el Profeta Muhammad con un “socialismo democrático” (aunque el término apropiado para definir sus propuestas sería más bien comunismo). Según Taha, la consecución de este ideal de comunidad es necesaria para la realización del ser humano. En una sociedad regida por el egoísmo y la exacerbación de las pasiones, el ser humano no puede activar plenamente sus capacidades ni vivir como criatura capaz de Al-lâh. Al mismo tiempo, cree que el socialismo no puede realizarse sin tener en cuenta la dimensión espiritual del ser humano. De ahí el fracaso del materialismo histórico y del régimen soviético, cuya concepción materialista del ser humano no se diferenciaba en el fondo de la propuesta por la sociedad capitalista. Taha incluye la perspectiva democrática, la igualdad de género, valores ecológicos…

La TIL no reniega de sus vínculos con el reformismo musulmán e incluso con los movimientos islamistas, y puede citar a Sayed Qutb o a Ali Shariarti para apoyar sus posiciones. Entronca con el reformismo antes de que este movimiento fuera fagocitado por Arabia Saudí, y fuese puesto al servicio de los intereses de la globalización corporativa y de las políticas conservadoras. Esta vuelta a los orígenes revolucionarios de los movimientos islamistas es la propuesta de Shabbir Akhtar, en The Final Imperative: An Islamic Theology of Liberation. Se trata de un intelectual británico que se reconoce discípulo de Sayed Qutb. La TIL podría enlazar con un islamismo que haya reconocido los excesos totalitarios cometidos y promueva una apertura a la igualdad de género, los valores ecológicos y democráticos. El pensador suizo de origen egipcio Tariq Ramadan se presenta como una figura puente, lo cual explica la violencia mediática con la cual es tratado en occidente.

Una obra a tener en cuenta es Islamic Liberation Theology: Resisting the Empire, del iraní Hamid Dabashi. Las criticas a la República Islámica de Irán no lo conducen a abrazar la modernidad occidental como una panacea, sino todo lo contrario. Dabashi considera que la ideología islámica ha dejado de ser el factor principal de la resistencia contra “la modernidad colonial”. El islamismo militante surgió de unas determinadas condiciones y permanece preso de ellas. No es capaz de responder a las necesidades del presente ni a los retos de la globalización corporativa. Para renovar las aspiraciones de los musulmanes es necesario revisar el propio concepto de “ideología islámica”, en el sentido de ofrecer una respuesta local y por tanto limitada a lo que se nos presenta como un reto global. Ninguna ideología de la alteridad logrará despertar las energías y crear las sinergias necesarias para enfrentarse a la depredación planetaria operada desde los centros de la globalización corporativa. Ni esta globalización es “Occidente”, ni Bin Laden “el Islam”. Muy especialmente, deben superarse las visiones legalistas del islam, que conducen a una múltiple fractura entre islam y occidente, islam y derechos humanos, islam y feminismo… Una serie de fracturas que son explotadas por el imperio para socavar y deslegitimar las resistencias musulmanas.

El único modo de salvar estas fracturas es pensar una ideología islámica de la liberación en convergencia con otros movimientos similares a lo largo del planeta. Los musulmanes no están solos en la lucha. No pueden seguir pensando su lucha de espaldas al resto del planeta, ni en términos de supremacismo islámico. Una ideología que divide el mundo entre el islam y occidente o entre creyentes y no-creyentes no tiene nada positivo que aportar. La situación contemporánea nos aboca al sincretismo y a la aceptación de valores universales. Cree que el islam tendrá que rearticularse en relación al capital globalizado. Como resultado del proceso de globalización, las masivas migraciones de trabajadores han desmantelado la dicotomía “centro-periferia” u “islam-occidente”, que pudieron tener su razón de ser durante la época colonial. Dabashi defiende el multiculturalismo y explora las similitudes y las diferencias respecto a la teología cristiana de la liberación, llamado a un entendimiento. Las potencialidades revolucionarias del islam deben ser puestas al servicio de la humanidad, y no al servicio de la causa del islam. Hay que pensar en términos de diversidad y sincretismo, y no en términos supremacistas.

Más que de una teología, deberíamos hablar de una teodicea, teología natural y racional de corte universalista, que busca su fundamento en el interior del ser humano. Dabashi define esta teodicea como “una forma de teología de la liberación que no sólo da cuenta de la existencia de sus sombras morales y normativos, sino, de hecho, los abraza[6]. En la visión de Dabashi, esta teodicea logrará liberar al propio islam de sus fantasmas, de sus atavismos y de las formas de idolatría generadas a lo largo de los siglos. No se trata tan sólo de volver a pensar el islam en términos liberadores, sino de pensar desde un islam liberado de si mismo.

Islam y movimiento altermundista

El enunciado “teología de la liberación” nos remite inmediatamente a las luchas de los cristianos en América del Sur y el Tercer Mundo, por superar la visión alienante del cristianismo y recuperarlo como mensaje de liberación individual y colectiva… Así pues, al hablar de una “teología islámica de la liberación” estamos poniendo desde el primer momento en juego fuerzas convergentes a escala planetaria, moviéndonos hacia una respuesta conjunta de las diversas religiones a los retos de la globalización.

Pero esta alianza no es únicamente entre religiones. Afirmamos que la lucha de los musulmanes por la justicia social se sitúa en consonancia con el movimiento altermundista, en contra de la alianza del fundamentalismo religioso (que nada tiene en realidad de islámico) y la globalización corporativa. No es posible separar nuestro análisis sobre la situación actual del islam de la situación del mundo en la era global. La dominación planetaria de las corporaciones financieras conduce a la desestructuración de los países y al hambre de millones de personas. El efecto de la prohibición de la usura u otros principios de la economía islámica en los países musulmanes no lograría cambiar el nuevo orden mundial. Las grandes compañías financieras occidentales encontrarían fácilmente vías de penetración. Esto quiere decir que, en el contexto de la globalización, no existe la más mínima posibilidad de lograr una sociedad islámica a nivel local. Todo apunta hacia la participación creciente de los musulmanes en el movimiento altermundista, como una de las claves del futuro.

Nos hallamos en el inicio de la construcción de una sociedad civil planetaria, una sociedad civil que ya no encuentra su vía de participación política a través del marco de los Estados-nación, sino a través de una nueva ética global emergente, fundada en la solidaridad y el amor a la pluralidad, en la lucha de los pueblos por su supervivencia. Nos situamos en el terreno de los valores globales: democracia, libertad religiosa y de conciencia, valores ecológicos, justicia distributiva e igualdad de género. Al mismo tiempo, implica una resistencia al capitalismo salvaje que amenaza a poblaciones enteras con el hambre y el desarraigo de sus culturas y cosmovisiones ancestrales. Esta lucha debe realizarse desde la defensa de la diversidad y frente al paradigma euro-céntrico, tan vinculado al racismo y al colonialismo.

Mientras haya hambre en el mundo, todo lo demás es secundario. A principios del siglo XXI, 950 millones de personas que viven en situaciones de hambre crónica, 30 millones de personas mueren cada año a causa de la mala distribución de los alimentos, 11 millones de ellos niños menores de 5 años. Unas cifras que nos sobrepasan y nos abochornan, que nos sumen en la desesperación y nos obligan a replantearnos nuestro modo de estar en el mundo. No podemos seguir pensando de espaldas a esta realidad que nos acusa, que muestra el rostro más oscuro de la modernidad. En este campo, toda actuación debe venir precedida por un estudio serio sobre las causas reales del hambre.

Las causas nos remiten a ámbitos económicos, políticos, sociales globales. Lo local no puede ser pensado sin referencia a lo global, y viceversa. El mundo es uno, el ser humano es uno. No podemos pensar disgregando, jerarquizando, como si la riqueza de occidente fuese independiente de la pobreza del tercer mundo, como si la tierra no fuera una, como si los campos de Indonesia no produjesen pienso para alimentar al ganado en Canadá, comos si los precios de las semillas que ha de plantar un agricultor en Corea no se decidiesen en Chicago, como si los medicamentos que pueden salvar a los niños de una aldea de Zambia, pero que estos no tienen dinero para comprar, no estuviesen patentados en Lausana.

Desde la conciencia de que todos somos uno, debemos decir bien claro que el hambre no es una casualidad o un accidente de la naturaleza. Existen situaciones concretas de catástrofes naturales que provocan hambrunas, pero el hambre crónica de poblaciones enteras del que estamos hablando no es un accidente, sino el resultado de estructuras económicas determinadas, de relaciones internacionales establecidas con criterios criminales. Estamos gobernados por criminales, por asesinos en masa que visten corbatas de seda y sonríen en los medios a las masas. Sabemos que la producción de alimentos actual podría alimentar dos veces a la población mundial, que el aumento demográfico no es una causa directa del hambre, y que muchos de los países que han sufrido terribles hambrunas son en realidad exportadores de alimentos. Sabemos que en Europa y Norteamérica cada año se desperdician o se tiran toneladas de alimentos con el fin de mantener los precios establecidos por grandes compañías, precios inasequibles para los menos desfavorecidos. Hemos visto a países enteros pasar de situaciones de bonanza a situaciones de pobreza en pocos años, a causa de políticas económicas impulsadas desde la Organización Mundial del Comercio. Hemos visto como los servicios sociales se deterioraban en países ricos en materias primas. Hemos visto como la deuda contraída por gobiernos dictatoriales para comprar armas ahogaba la vida de los campesinos, dobles víctimas de una política económica internacional irracional, que ha perdido todo criterio ético o humanitario.

Se trata de un sistema basado no en la satisfacción de las necesidades básicas del individuo y la búsqueda del equilibrio, sino en la exacerbación de las pasiones y la creación de necesidades artificiales que esclavizan al individuo, manteniéndolo en un estado de insatisfacción constante. Desde un punto de vista islámico, esta claro que este sistema es rechazable, y que debe ser combatido. No pretendo caer en una retórica anti-capitalista hueca y trasnochada. El islam está del lado del comercio. La capacidad creación de riqueza y el desarrollo tecnológico son instrumentos imprescindibles para la erradicación de la pobreza, un logro de la humanidad. Por primera vez en la historia nos encontramos en una situación de sobreproducción, en la cual el ser humano es capaz de producir alimentos para satisfacer con creces las necesidades básicas de la población mundial. A partir de este conocimiento, es necesario realizar una crítica lúcida sobre los fines de esta creación de riqueza y de este desarrollo de la producción, que no puede ser el de la mera acumulación de capital al margen de las necesidades de la gente.

Todos los que han estudiado el problema del hambre en el mundo saben de las dificultades a las que estos intentos se enfrentan. Desde las instituciones la situación parece bloqueada. Las instituciones internacionales encargadas de la lucha contra la pobreza están muy influidas por los propios interesados en perpetuar las desigualdades. Departamentos de Naciones Unidas son tanto el Fondo Monetario internacional como la FAO. La contradicción entre las medidas que uno y otro organismo promueven no puede ser más desconcertante.

Frente a esta situación, la sociedad civil del planeta debe ponerse en movimiento, y los musulmanes no pueden estar al margen de esta búsqueda de soluciones globales a problemáticas globales. Hace ya unos años asistimos al surgimiento de un movimiento social transnacional que pretende hacer frente a los retos de la globalización, que se ha dado cita en torno al Foro Social Mundial. Los movimientos sociales se sitúan en la vanguardia, y esto implica mirar hacia delante, más allá de la coyuntura política presente. Esto implica situarse contra del sistema económico y político dominante. En este ámbito, existen muchas acciones ya iniciadas a las cuales los musulmanes podríamos (deberíamos) sumarnos:

•       Sumarnos a las iniciativas y campañas que promueven la reforma de las Naciones Unidas, hacia una democracia participativa que posibilite la consecución de sus objetivos fundacionales.

•       Colaborar con el Foro Social Mundial.

•       Apoyar aquellas campañas que promuevan la condonación de la deuda externa.

•       Apoyar aquellas campañas tendentes a garantizar el acceso al agua potable de todo ser humano.

•       Apoyar la campaña para la aplicación de la Tasa Tobin.

•       Denunciar el negocio de la guerra, y a exigir a nuestros representantes políticos que combatan el comercio de armamento.

•       Denunciar aquellas situaciones de connivencia de las religiones con el poder económico y político tendentes a perpetuar situaciones de injusticia

•       Moderar nuestras necesidades y a realizar esfuerzos para erradicar el consumismo.

•       Velar por que las inversiones que hagamos sean éticas, y que no entren en contradicción con una cultura de la paz.

•       Velar por que las empresas se doten de códigos éticos, que respeten los criterios del comercio justo.

•       Sumarnos a las campañas que promueven la erradicación de los paraísos fiscales.

•       Trabajar en favor de la reducción de las energías contaminantes y en favorecer el uso de energías alternativas.

Sin embargo, la participación de los musulmanes en el movimiento altermundista se enfrenta hoy en día a importantes dificultades. Una de ellas es la islamofobia y los estereotipos, así como la tradicional militancia anti-religiosa de determinada izquierda occidental, incapaz de superar el euro-centrismo en el cual los occidentales somos adoctrinados. La colaboración de las tradiciones religiosas con los movimientos sociales se hace difícil en un momento en el cual trata de imponerse como un dogma de fe la idea de la separación entre la religión y la política. Se trata de relegar la religión a una extraña “esfera privada”, negándonos el derecho de reclamar justicia desde nuestras convicciones. Por ello, desde las tradiciones religiosas debemos aclarar cual es nuestra motivación en el proyecto de construcción de una sociedad civil planetaria. Debemos desterrar toda sombra de duda que planea sobre nuestras tradiciones, disipar las dudas que esta colaboración suscita. Por suerte, ya no estamos en la época del marxismo-leninismo dogmático y anti-religioso. Por el contrario, existen muchos elementos de espiritualidad dentro de los movimientos sociales.

El otro impedimento es interno al islam: las dificultades de muchos musulmanes renunciar a la idea de un Estado basado en la supremacía del islam. El islam, en el momento en el cual es reducido a una identidad política, traza una frontera con los no-musulmanes, impidiendo su participación en el movimiento altermundista. El islam tiene mucho que aportar en la lucha contra la injusticia global, siempre que seamos capaces de superar una visión supremacista y/o excluyente de nuestra religión. Hay que derribar las barreras conceptuales que separan al islam de otras tradiciones o propuestas y trabajar en base a objetivos compartidos. La lucha contra la desigualdad, contra la opresión y contra el hambre, es la lucha por la dignidad de todo ser humano, y es del todo inviable pensar esta lucha sin tener en cuenta la religión como el vehículo que dota de sentido a la mayoría de los habitantes de la tierra, insha Al-lâh.

Notas

[1] Globalisation. Muslim Resistances (ed. Tawhid 2002), incluye traducción al castellano.

[2] Jusqu’au cou, enquête sur la dette du tiers monde (ed. La Découverte, 1988, pp. 68-71)

[3] Tomamos estas referencias de Malika Zeghal, Guardianes del islam, pp.140-144

[4] El islam minoritario, ed. Bellaterra, p.333

[5] Samir Amin, El islam político, al servicio del imperialismo

[6] Islamic liberation theology: resisting the empire, p. 18

55 Responses to Islam y movimiento altermundista

  1. […] dejar un comentario » Mi interpretación de las palabras (en negrita) de Abdennur Prado, en su excelente Islam y movimiento altermundista: […]

  2. omar dice:

    salam aleikum:
    Gracias,por su exposicion, soy nieto de anarquistas y la idea de justicia social y socialismo antiautoritario me llevaron a la militancia de la que me desentendi por no comprender las criticas a la espiritualidad y a la transcendecia que domina a los integristas del anarquismo, me conmovio el la figura del profeta Mohammed y me acerque al islam pero, me senti muy solo en una vision cosmologica y socialmente totalmente liberadora del Islam, lo que hizo que poco a poco me alejara de todo y de todos, pero gracias a Dios y a traves de webislam, aunque lo vivo
    solitariamante, ya no tengo ninguna contradiccion en
    mis creencias podriamos llamarles comunitaristas igualitarias y mi practica del Islam.
    omar.

  3. Ali dice:

    El Tiempo está cambiando

    salam

  4. ahmad jalil dice:

    Assalamu aleikum.
    No sé si te acordarás de mí Abdennur, soy Ahmed el gaditano, coincidimos en Almodóvar y para mí fue un encuentro inolvidable junto con Mansur y Mehdi.
    Este artículo me ha conmocionado. Es certero, incisivo, clarividente. Estoy de acuerdo con todas tus tesis. Estamos asistiendo a un empobrecimiento del Islam y lo peor de todo es que los propios musulmanes nos estamos convirtiendo en los artífices de ello. Tu texto me ha hecho recordar un episodio vivido por el califa Omar Ibn Jattab (r.a)al que presentaron a un landronzuelo a fín de que le aplicase el corte de mano. Al preguntar al chaval el porqué había robado, este le contestó que era porque pasaba hambre. Entonces el califa Omar respondió que era a él a quien habría que cortar la mano por no garantizar el bienestar de todos los ciudadanos. Siguiendo esta noble premisa emanada del Islam más puro y auténtico ¿Cuántas manos de reyes, príncipes, presidentes y chupatintas respectivos habría que cortar?. ¿Qué es más antiislámico? ¿que las muchachas vayan en minifalda o que un rey que aparece en televisión a todas horas y especialmente los viernes asistiendo al yumua se enriquezca a costa de su pueblo y de otra nación a la que tiene sojuzgada con los métodos más viles del sionismo?. En fin Abdennur, gracias por este estupendo trabajo.
    un abrazo y mucho salam.
    Ahmed

  5. Karim dice:

    assalam aleikum, Apreciado Abdennur Prado:

    Quedo muy agradecido por tu excelente labor, ¡felicidades!

    Desde Melilla, un fuerte abrazo.

    Salam,
    Karim.

  6. Salahidín. dice:

    Teología Islámica de Liberación. Mejor que sea partido comunista lenilista de los obreros musulmanes. Pero Abdennur, tu ya no eres un progre, eres un auténtico bolchemusulmán, jodida mezcla irreconciliable. El islam trae Implícito su propia ideología social y no necesita esas chorradas de término teología de no se qué, o no se cuanto. Que el comunismo es incompatible con el Islam es un hecho que no resiste interpretaciones, El Islam es de por si fuente inagotable de justicia social y no admite paralelismos con «ismos» creados por vejetes del siglo XIX. Mira, mejor deja el Islam y hazte bolchevique si tanta nostalgia te trae tus épocas de rebeldillo rojo. En cuanto a las perversiones de los países árabes y otros supuestos estados islámicos es la consecuencia lógica de la hipocresía tan arraigada en esa franja del mundo, no es novedad la alianza entre el nuevo orden mundial y los hipócritas enquistados en los gobiernos pseudomusulmanes, pero de ahí a considerar la alianza con el progresismo , joder, es como aliar el agua y el aceite, los valores eternos del mensaje de Alláh por los antivalores progretas y bolcheviques y sus concepciones materialistas del mundo. Saludos Cordiales, no se si decir Salam Alaykum o «Hasta la victoria siempre».

  7. muyahid dice:

    Salam alaikum:

    Cuando hacemos nuestros juicios sociales y políticos del Islam, deberíamos ser muy conscientes de que somos «hijos de nuestro tiempo». Eso significa que estamos sometidos, queramos o no, a la influencia (tanto para apoyarlas como para descalificarlas) de las ideas fuerza de nuestra época. Hoy por hoy, la idea fuerza por autonomasia es la de «libertad e igualdad». Estoy convencido de que estos conceptos estaban muy lejos de significar lo mismo en la época del Profeta Muhammad. De ahí que instituciones como la esclavitud o la poligamia no fueran abolidas, sino tan solo matizadas.

  8. abdennurprado dice:

    Salam Muyahid

    Somos hijos de nuestro tiempo, inevitablemente. Pretender una lectura del Corán o de los valores del islam descontextualizada es ilusorio, además de alienante. Eso es justo lo que defiende el islam reaccionario, la idea de que el islam es un compartimento estanco, algo dado y acabado hace catorce siglos, y que nosotros debemos limitarnos a seguir sin una reflexión sobre los objetivos y las posibilidades del momento.

  9. muyahid dice:

    Salam de nuevo:

    La cuestión que me planteo más en profundidad afecta a nuestra cosmovisión. No sé donde he leído hace poco -y creo que el autor tenía toda la razón- que el hecho de acudir a la mezquita no nos hace tener una visión del mundo distinta a los no musulmanes, pues en la actualidad los principales valores no se adquieren en las instituciones religiosas, sino en las escuelas y los medios de comunicación. Si esto es así, y creo que lo es, las barreras y las identidades se difuminan por completo, e insistir en argumentos como «el Islam es democrático» o hablar de «feminismo islámico» carecen de sentido. Creo que la democracia o el feminismo no son especialmente incompatibles con el Islam. Otra cosa es que sean valores «islámicos»

  10. abdennurprado dice:

    Wa salam Muyahid

    Para mi esta claro que justicia de género y toma de decisiones colectivas son valores establecidos en el Corán. Y eso leyendo el Corán literalmente, no hace falta hacer interpretaciones retorcidas.

    Carecería de sentido hablar de feminismo islámico o de democracia islámica si tantos musulmanes (individuos, organizaciones y países) no se empeñasen en mantener estructuras patriarcales y autoritarias que nada tienen que ver con el islam. Desde el momento en que estas estructuras se presentan como «islámicas», se hace necesario una respuesta. El islam de Muhammad (saws) estuvo siempre a la vanguardia de la lucha por los derechos sociales (aunque no existiesen estos términos) y así debería seguir siendo, insha Al-lâh.

  11. muyahid dice:

    Salam:

    Pongamos un caso concreto. ¿Sería necesario revisar la poliginia en el Islam? Muy a menudo se afirma que la poliginia servía para proteger a las mujeres en un entorno donde eran socialmente débiles. ¿Existen esas condiciones en las sociedades modernas? ¿ En algunas sí y en otras no? ¿Protege el Islam la justicia de género permitiendo y amparando la poligamia en el mundo actual? Son preguntas legítimas y que suponen plantearse una revisión no de las intrepretaciones coránicas, sino del propio texto del Corán.

  12. abdennurprado dice:

    Wa salam

    Todo lo contrario: el caso de la poligamia pone en evidencia que el Corán ha sido interpretado en clave patriarcal, considerándose que daba derecho al hombre a tener cuatro esposas, sin más. Pero el Corán menciona LITERALMENTE la protección de viudas y de huérfanas como el motivo por el cual se permite la poligamia. El contexto sería el de una guerra o situación anómala, en el cual se rompe el equilibrio numérico entre hombres y mujeres. En una sociedad en la que la protección de las personas pasa por pertenecer a un núcleo familiar, la poligamia fue un medio de dar protección a las mujeres que quedaban sino desprotegidas. Pero, ¿tiene eso aplicación a un contexto en el cual no hay guerra y hay seguridad social? Yo creo que no. No se trata pues de revisar el texto del Corán, sino el fiqh tradicional. Se trata de volver al Corán, insha Al-lâh.

    Abdennur

  13. muyahid dice:

    Salam:

    Entonces, habría que preguntarse por qué el Corán no menciona la posibilidad de la poliandria. No se trataría de plantearse si un determinado iytihad podría abrir esa posibilidad, sino POR QUÉ EL CORÁN NO LA PLANTEA. La poliginia se practicó desde el principio, en el Islam, también en tiempos de paz, y el Corán establece una sola limitación: tratar con equidad a las esposas. Si no sois capaces de ser equitativos, casaros sólo con una. ¿Si una mujer es equitativa, puede casarse con cuatro hombres? ¿se le niega la capacidad de ser equitativa a la mujer?

  14. abdennurprado dice:

    Wa salam

    No veo porque preguntarse sobre la poliandria. Muchos versículos coránicos son respuesta a situaciones concretas vividas por la comunidad profética. Hay una comunicación entre el Profeta y Al-lâh, pero también entre Al-lâh, el Profeta y su comunidad. El versículo de la poligamia responde a una situación dada. Yo creo que debemos restablecer dicha comunicación y preguntarnos que quiere Al-lâh de nosotros, que nos dice a nosotros a través de su revelación, aquí y ahora, con el permiso de Al-lâh.

  15. muyahid dice:

    Salam:

    No veo porque no preguntarse sobre la poliandria. La comunidad de musulmanes actuales también es parte de la comunidad profética y nos enfrentamos a nuestros propios retos y a situaciones concretas que en muchos casos son muy diferentes a las del Profeta y sus compañeros.Veamos otro ejemplo: el iddah. Establecido para saber si una mujer quedó embarazada de un esposo del cual se ha divorciado, tenía su razón de ser cuando no había pruebas de ADN. Si una mujer tiene los recursos suficientes para pagarse unas pruebas de paternidad ¿puede negarse a someterse al periodo de iddah establecido en el Corán?

  16. abdennurprado dice:

    Wa salam

    Si quieres preguntarte por la poliandria, hazlo, es cosa tuya.

    La mujer o el hombre pueden negarse a someterse a cualquier mandato establecido en el Corán. Nadie puede obligarles a obedecer a Al-lâh: es un asunto de conciencia.

  17. muyahid dice:

    Ya estamos hablando de palabras mayores: nada menos que de «obediencia» y «mandatos». En ese caso, no hay nada más que añadir.

  18. Salahidín. dice:

    Creo que es posible desprenderse de las ideologías que nos han marcado en nuestros inicios militantes, para que no interpretemos el Islam y el Corán vistos desde estos cristales. Es ese el máximo error de algunos, como los dirigentes de webislam por ejemplo, que aún adecuan su interpretación del mensaje coránico con los matices propios de la izquierda revolucionaria y eso es un error manifiesto. Por supuesto que el Corán eterno es un océano de ideas y concepciones que nos permiten descubrir ciertas claves de la existencia, pero éste no debe acomodarse a los tiempos que corren en términos valóricos y muchos menos al progresismo, que es un movimiento hegemónico cultural que sostiene que cualquier cambio es positivo per se. También pienso que el Islam es un pilar de la sociedad patriarcal, entendida ésta como parte de la fitra de la especie, lo que no implica abusos, injusticias o cercenar los derechos legítimos de las mujeres a su inclusión a la sociedad como miembros activos y dotadas de cierta jerarquía.
    Pero, de este y todos los temas Alláh sabe más.
    As Salam Alaykum.

    • abdennurprado dice:

      Salam Salahidín

      ¿Estas seguro? Piénsalo con detenimiento: ¿cuándo lees el Corán puedes no hacerlo según los conocimientos que posees o la visión previa que tienes de las cosas? Yo creo que eso es imposible, y de hecho el Corán siempre ha sido interpretado (podríamos decir que «recibido») en un determinado contexto. Y es precisamente interpretándolo (que no amoldándolo) a partir de nuestro presente que cobra nueva fuerza y su mensaje eterno se renueva. Pretender interpretar el Corán «objetivamente», sin influencia de nuestros conocimientos previos, es una ilusión. Tal vez sería un ideal, pero es imposible.

      Y no estoy defendiendo el adaptarlo a una ideología previa (que en mi caso no tengo: nunca he sido militante de nada), sino el recibirlo aquí y ahora.

      Un abrazo,

      Abdennur

  19. muyahid dice:

    Si entre los que leen la Torá hay villanos y hay santos,
    entre los que leen la Biblia hay villanos y hay santos,
    y entre los que leen el Corán hay villanos y hay santos,
    ¿qué valor tienen, entonces, Torá, Biblia y Corán?
    ¡Has de saber, oh, hermano, que más importantes que los libros sagrados
    son quienes leen los libros sagrados!
    Pues cada persona saca lo que lleva dentro.

    Anónimo magrebí. Siglo XIII

  20. abdennurprado dice:

    ¡Muy bueno! Es justo lo que digo desde hace tiempo: hay que reconocer abiertamente que nuestra lectura del Corán es (inevitablemente) subjetiva, y a partir de este reconocimiento centrarse en lo que el Corán nos pide: la mejora de nuestro carácter, el pulimento de nuestro corazón, el espejo que debe prepararse para reflejar el Rostro de nuestro Señor. Si el espejo está lleno de escombros, la imagen que nos devolverá estará distorsionada.

    Nuestra lectura del Corán refleja lo que somos. De ahí que el Corán nos pida que realicemos la lectura más hermosa.

    Un abrazo,

    Abdennur

  21. muyahid dice:

    Salam:

    ¿Y no crees que a veces convertimos en ídolos las doctrinas y/o las ideologías -ya sean progresistas o conservadoras, religiosas o ateas,…- y nos olvidamos de las personas?

    Creo que fue Ibn Mashish quien dijo: «No hay ningún beneficio en entrar en la religión con orgullo, ni ningún perjuicio en salir de ella con humildad».

    Un abrazo

  22. abdennurprado dice:

    Wa salam

    Sí, creo que es cierto que convertimos en ídolos las doctrinas, pero no solo las políticas sino también las que tienen apariencia religiosa. El shirk se ha enseñoreado del islam también a través de ideas: la idea del Corán increado; la idea del árabe como lengua sagrada; la idea de la mezquita como templo; la idea de los ulemas o alfaquíes como autoridades religiosas; la idea de los códigos jurídicos elaborados por los grandes juristas del islam, considerados como ley de Dios; la idea de que existe un consenso de los juristas del pasado que debe ser acatado; la idea de que debemos seguir ciegamente lo que establecen los ulemas; la idea del yihad como instrumento de dominio; la idea de que Dios ha asignado roles diferenciados a la mujer y al hombre; la idea de la umma como nación política; la idea del Estado islámico; la idea del islam como única religión válida, que anula las religiones anteriores… El shirk del Corán, el shirk del árabe, el shirk de la mezquita, el shirk de los ulemas, el shirk de la sharia, el shirk del iÿma, el shirk del taqlid, el shirk del yihad, el shirk del patriarcado, el shirk de la umma, el shirk del Estado, el shirk del Islam en tanto a religión constituida y separada de otras religiones mediante conceptos y barreras doctrinales…

    Y todo esto en detrimento de las personas, de su agencia moral o califato, de su libertad interior y su encuentro directo con su Señor.

    Magnífica la cita de ibn Mashish. Totalmente de acuerdo! El profeta Muhámmad dijo (saws): «cada din tiene su carácter innato, y el carácter innato del islam es la humildad».

    Un abrazo,

    Abdennur

  23. muyahid dice:

    Salam:

    En cierta ocasión, le pidieron a Sheij Adda que definiera el sufismo, y dijo: «Lo que sabes, olvídalo; lo que tienes, entrégalo; lo que te llegue, no lo rechaces»
    Lo que intento decirte con ello, y con la conversación de ayer (aunque quizá fui demasiasdo sarcástico) es que a veces nos imponemos «tabúes» a la hora de acercarnos a los textos sagrados, y consideramos «intocables» muchas cosas que quizás no lo sean tanto (sólo digo quizás). Sin ánimo de frivolizar, justificar determinados pronunciamientos del Corán acerca del orden social o político -léase poliginia, iddah, etc,…- y querer extraplarlos así, sin más, a nuestra realidad actual me parece tan anacrónico como defender el código de Hammurabi. Alguien me podrá decir que hay una gran diferencia entre los dos: el Corán es un texto «revelado», mientras que el código de Hammurabi es «humano». En ese caso, quizás deberíamos matizar que estamos entendiendo por «revelación», aunque no sé si es el lugar y el momento.

    Un abrazo

  24. abdennurprado dice:

    Wa salam

    Muy bonita la cita de Sheij Adda, pero como yo no soy sufí, supongo que lo que dijo no me estaba dirigido. Quiero decir: la recepción ideal pasaría por ese vaciarse… pero, ¿quiere eso decir que el Corán solo pueden leerlo o interpretarlo los santos? Me parece tan reductivo como la pretensión de que solo pueden interpretarlo los juristas. Yo creo que el Corán ha descendido para cada uno de nosotros.

    Sí, te entendí, pensaste que yo estaba hablando de que el Corán contiene «mandatos» que deben ser «obedecidos». Uno de los problemas básicos pasa por la consideración del Corán como libro de leyes o de normas, algo que a todas luces no es. Contiene elementos que podríamos calificar como «jurídicos», pero junto y mezclados con elementos de discurso filosófico, político, ético y poético (por usar categorías post-coránicas). Pero nada de esto convierte al Corán en un tratado de filosofía, ni en una constitución, ni en un catecismo ni en un poema. Cuando se habla de «aplicar el mensaje del Corán» deberíamos pensar a que nos estamos refiriendo. Para mi eso pasa por recibir personalmente el Corán, aquí y ahora, por dejar que afecte a nuestra vida cotidiana.

    Un abrazo,

    Abdennur

  25. muyahid dice:

    Salam de nuevo.

    Bueno, no creo que importe mucho que seas sufí o no. Muchas cosas que dicen los cristianos o los ateos pueden resultar instructivas y útiles aunque uno no sea ateo o cristiano, e incluso si sólo están hablando sobre ateísmo o cristianismo. (Anque admito laposibilidad de que la cita no te sugiera nada en absoluto).
    Por otro lado, nunca he prentendido decir que el Corán sólo lo puedan leer o interpretar los santos. Sí he dicho que el Corán (y por extensión la vida) lo convertimos en un infierno o en un paraíso nosotros, y sólo nosotros. Por lo tanto, para mí, lo realmente importante es la persona, no el Corán. Creo sinceramente que el mundo (y con él, los libros sagrados)lo recreamos a cada instante y proyectamos en él/ellos nuestras frustaciones o nuestras alegrías.
    Pero antes has dicho algo muy interesante. Has hablado del «shirk del Corán» No pretendo ser grosero ni meterme donde no me llaman, pero ¿Has tratado de llegar hasta sus últimas consecuencias de esa afirmación? Te pido de nuevo disculpas si te sientes incómodo con lo que te acabo de decir.

    Un abrazo

    • abdennurprado dice:

      Wa salam

      No me molestan tus comentarios, todo lo contrario. Es un placer dialogar contigo. Sobre la santidad, sería maravilloso si pudiéramos vaciarnos para recibir el Corán, la revelación de Al-lâh, como niños sin prejuicios. Pero somos lo que somos, y aún así seguimos recibiendo. A causa de nuestra torpeza, lo que recibimos es una imagen lejana de la perfección de Al-làh, pero aún así seguimos recibiendo, al-hamdulil-lâh.

      Por «shirk del Corán» me refiero a reducir a Al-lâh al Corán, haciendo de este la única fuente legítima de conocimiento, afirmando de forma reductiva que el Corán es la (única) revelación y negando validez a las revelaciones anteriores, así como a las experiencias íntimas a través de las cuales Al-lâh se nos revela. Yendo más allá, podría también criticar la negación de la historicidad del texto… pero en este punto hay que detenerse, pues la doctrina del Corán increado ha sido ampliamente aceptada por muchas escuelas…

      Un abrazo,

      Abdennur

  26. Salahidín. dice:

    Creo que la clave para recibir y aprender del Corán es precisamente contextualizarlo en Amor, Misericordia, Compasión, Bondad, humildad, o sea valores atemporales que son una impronta gravada en los genes, en ese contexto no tienes como malinterpretarlo, las ideologías y sistemas ideológicas no forman parte de este contexto.

    Salam Alaykum , otro abrazo conciliador.

  27. Lyon dice:

    Según Giovanni Sartori el Corán es como un elastico, se puede ir muy lejos, se pueden hacer fatuas avanzadísimas, pero la final vuelve a su origen, porque el Corán no es como la Biblia un libro inspirado por Dios sino la palabra de Dios dictada a Mahoma,… Por mucho

    • abdennurprado dice:

      Perdona Lyon, pero Sartori no sabe nada del islam, lo único que hace es proyectar sus prejuicios y su odio hacia lo que desconoce. No tiene ni idea de lo que significa la expresión «Palabra de Dios». Eso de «dictada» se lo saca del sombrero, o de sus lecturas orientalistas. No he visto nunca un texto musulmán en el cual se diga que el Corán ha sido «dictado». El Corán ha sido revelado, ha descendido al corazón del profeta, como sigue descendiendo al corazón de aquellos que se abren con amor, sinceridad y humildad a su Señor.

      Abdennur

  28. Lyon dice:

    que se avance siempre la opinión más reaccionaria es la que prevalece al final.

    En el caso del articulo lo que se hace es puramente copiar la fracasada idea de la teología de liberación promovida por sectores clericalistas de extrema-izquierda, principalmente latinoamericanos.

    La teología de la liberación según decia el fallecido padre Llanos, perteneciente al partido comunista por cierto, no era más que un clericalismo de izquierda,..

  29. Lyon dice:

    Su Islam realmente es muy peculiar, pero la opinión más generalizada es que el Corán es la palabra de Dios. El Corán no es un conjunto de historias inspiradas por Dios sino la guia de las instrucciones de Dios, cosa que hace difícil que el Islam en sus conjunto pueda evolucionar.
    Otra cosa son los hadices, que por otra parte ocupan un papel mucho más importante en la praxis del Islam que el propio Corán. Ud. cuando alguién le comenta algún aspecto desagradable y reaccionario del Islam, siempre dice que el Corán no dice nada sobre el asunto, pero si que lo dicen los hadices.

    Los hadices narran las hazañas de Mahoma al frente de sus guerreros por ejemplo, narran la batalla de Badr, así como Mahoma practicaba justicia, como dirimía la querellas entre sus guerreros, cosas que han servido para construir la Sharia,… alguno de cuyos aspectos Ud. critica refiriendose al Corán, pero omite la otra fuente del derecho islámico como son los hadices.

    • abdennurprado dice:

      Estimado Lyon: el «derecho islámico» no es el islam. Es parte de la tradición y de la historia islámicas, pero una parte creada por los hombres y por tanto susceptible de comentarios, versiones y reforma.

  30. muyahid dice:

    Salam de nuevo:

    Dices que hay que detenerse en el asunto de la doctrina del «Coran increado» porque existe el consenso de muchas escuelas al respecto. Pero es que la frontera entre el consenso y la disensión es muy tenue, y entre la disensión a la heterodoxia más tenue todavía. Y el paso siguiente son los juicios acerca de quienes están «desviados» y quienes «guiados», y ya estamos con lo de siempre…
    Sinceramente, creo que no podemos «ponerle puertas al mar» y que todo lo que se ha dicho sobre el Corán son constructos humanos, y por lo tanto susceptibles de ser debatidos hasta sus últimas consecuencias, por muy penosas que éstas puedan ser para nuestras certezas y seguridades doctrinales.

    Un abrazo.

    • abdennurprado dice:

      Salam

      Digo que hay que detenerse en el sentido de no extender a esta idea la acusación de constituir shirk. La crítica de la idea es por supuesto necesaria.

  31. Husain dice:

    As salaamu alaikum hermano: coincido con mucho de lo que dice. Aunque las realidades socio políticas en Indoamerica requieren, creo, otras medidas de parte de los musulmanes, las mismas se encuentran en la misma dirección de las propuestas por usted en su artículo.
    Un muy cordial saludo.

  32. Manantial dice:

    Leido todo, observo que en estos comentarios no han intervenido más que hombres. El hombre, por naturaleza, elucubra más que la mujer y no me vengais con la sandez que no hay diferencias entre hombre y mujer. Las hay y esenciales. Bueno; pues entre tanto sabio me atrevo a intervenir: 1º Dar las gracias a Abdennur, por el ímprobo esfuerzo que supone brindarnos estos trabajos, con sus claroscuros tan humanos. Si fuera perfecto al exponer, sería «palabra de dios». 2º «Caminante no hay camino. Se hace camino al andar». La Humanidad tendrá siempre ante si la senda que ha de roturar. Cada época conlleva sus necesidades específicas, que hay que solventar. 3º Alguien aquí ha nombrado la «fitra». Es lo que más me gusta del Islam. No sé explicar muy bien todo lo que me sugiere: Es la inocencia perdida, que la Humanidad debería recuperar. Es esa conciencia del bien y del mal, que el niño, y cuanto más niño más, sin que nadie se lo haya predicado, ni haya leido tratado alguno de ética o de teología, sabe muy bien cuando está obrando bien o mal. Un misterio.
    Esa visión clara del bien y del mal es lo que hoy la Humanidad tiene perdida, de forma alarmante. 4º Daros las gracias a todos por vuestras aportaciones y aquí os dejo porque es muy tarde.

  33. Salahidín. dice:

    ¿Donde queda Indoamérica?…, yo vivo en América del Sur.

    • Husain dice:

      Seguramente sabe usted hermano que nuestro continente no recibe una denominación única y que la elección de una de ellas implica un presupuesto ideológico que la originó.Seguramente sabe también que los pueblos originarios han denominado este espacio de otras tantas maneras y que las corrientes ideológicas que han servido como fundamento de cada denominación han sido ampliamente trabajadas desde las Ciencias Sociales. Siempre es bueno tratar de ver de dónde surgen los conceptos de los que nos apropiamos.
      Muy cordialmente.

  34. maite dice:

    ¿Sabes que pasa Lyon? Ni Abdennur ni ningún musulmán de bien tiene la obligación de dar la cara por los hadizes como construccione humanas que son.
    Obligarán a quien se quiera sentir obligado, pero no son autoridad, ni en frente ni al lado del Corán, que siempre es la medida para determinar la autenticidad del hadiz y no al reves.

  35. Lyon dice:

    Cuándo hace unos años Tarik Ramadán formuló la proposición de suspender los hudus, castigos físicos de la Sharia, puede leer en Islam-online la respuesta de varios presidentes de consejos islámicos del mundo. Las respuestas eran muy parecidas y decían que la Sharia no puede modificarse así como así y que los hudus están en la Sharia,…

    Alguno le respondió que si queria modificar la Sharia que fuera a su consejo islámico y debatiera la proposición.

    Por tanto no intente Sr. Prado desviar el tema, los hudus están vigentes en la Sharia.
    Ud, simplemente intenta tapar aspectos del Islam bastante desagradables para una mentalidad occidental, pero es imposible taparlo todo. El Islam es posible que se le pueda maquillar un poco durante un cierto tiempo pero al final el maquillaje se derrite y sale su autentica cara.

    Ud. dice que hay que informar sobre la autentica cara del Islam, que es la mejor manera de quitar los prejuicios ¿Pero cree Ud. que se puede informar realmente sobre la autentica cara del Islam? ¿Sobre sus origenes guerreros por ejemplo?
    En los hadices hay mucha información y veo que Ud. la oculta ¿Por quó no habla de las batallas que encabezó Mahoma? ¿Por qué no habla del exterminio de la tribu judia de Medina?

    • abdennurprado dice:

      Esta fue mi respuesta a Tariq Ramadan

      Llamamiento a Tariq Ramadán, a propósito de una moratoria

      En cuanto a ti… te engañas solo mostrando o dando credibilidad a aquellos discursos islámicos que cuadran con tus prejuicios, que son muchos. Lo ridículo es que pretendas que los musulmanes aceptemos tus engaños, como por ejemplo: «mentalidad occidental». Eso es un mito, una falacia esencialista.Y lo mismo sobre el islam: su «auténtica cara». ¡Hablas como un fundamentalista! «El verdadero islam», el «islam auténtico». No hay tal cosa: hay millones de personas que tratan de vivir su camino espiritual en contextos muy diversos, y por ello existen muchas visiones complementarias del islam. Eso son hechos. Por eso yo no hablo de «informar sobre la auténtica cara del islam».

      También es un hecho que los países de población musulmana donde están vigentes los castigos corporales son muy pocos. Y de hecho se han aplicado muy poco a lo largo de la historia. Te recomiendo los estudios de Delfina Serrano (CSIC) sobre la lapidación en al-Andalus. Muestra que no se conoce ni un solo caso de lapidación en toda la historia de al-Andalus. Y lo mismo el corte de manos en caso de robo. En el fiqh tradicional, estos castigos están ahí como una amenaza, pero los procedimientos legales hacían prácticamente imposible su aplicación.

      Sobre los motivos de la vigencia de los castigos corporales en algunos contextos y de una concepción reaccionaria de la sharia, el texto en el que estas posteando ofrece una explicación.

  36. muyahid dice:

    Adonis, «Poesía y cultura apolítica»:

    «El estamento político-religioso ejerció su poder como un guardián fiel de la Revelación coránica. Tenía la certeza absoluta de que la Revelación habló y escribió de forma clara al hombre y al universo, de un modo concluyente y sin error o imperfección. En consecuencia, esta certeza exigía que el individuo musulmán se formara en torno a la fe en un texto definitivo, que no permitía ninguna pregunta que pudiera dar lugar a ninguna duda en absoluto. En tales condiciones, la alienación es inevitable. La persona escéptica ya no tiene el derecho a ser miembro de la sociedad. Dado que el Islam –el último mensaje enviado por Dios a la humanidad– puso el sello definitivo a la Palabra de Dios, las palabras posteriores no pueden aportar nada nuevo al género humano. Un nuevo mensaje supondría que el mensaje del Islam no es completo, que es imperfecto. Por lo tanto, a un nivel emocional, la palabra humana debe elogiar y celebrar continuamente ese mensaje. A un nivel intelectual, forzosamente la palabra humana sólo puede servir para explicarlo.»

    • abdennurprado dice:

      Salam Muyahid

      La crítica de Adonis (poeta que admiro y del que leí con placer su Poesía y poética árabes) responde a un estado de cosas lamentable. Pero está muy lejos de reflejar lo que ha sido la exégesis coránica en la historia del islam.

      Por mi parte, llevo años estudiando y recopilando información sobre la exégesis coránica tradicional, y lo que he encontrado es justo lo contrario: la conciencia de que el Corán es un océano infinito, una fuente inagotable de conocimientos, que ninguna interpretación humana puede agotar, y cuyo sentido final permanece junto a Al-lâh.

      En la presentación de su comentario, Mafatih al-qayb (Las llaves de lo oculto), Emam Fajr (m. 1209) afirma: “Cuando dije que se pueden sacar diez mil conclusiones diferentes de la azora de Hamd, algunos negaron que pudiera hacer tal cosa. Pues he aquí mi comentario sobre ésta azora, prueba concluyente de lo que afirmé”.

      La interpretación del Corán siempre ha sido considerada una tarea abierta a nuevas aportaciones, en una tradición que se ha mantenido viva hasta el siglo XXI. Los comentaristas se deleitan en destacar la pluralidad de significaciones de cada versículo y las ambigüedades de la lengua árabe. El carácter irreductible del Corán ha sido tradicionalmente vinculado a su carácter de Palabra revelada, cuyo sentido último pertenece exclusivamente a Al-lâh. A lo máximo que podemos aspirar es a sumergirnos en el océano coránico y que Al-lâh nos muestre de Su conocimiento aquello que quiera.

      Si lo que dice Adonis fuera cierto: ¿cómo se explica que los musulmanes se situasen a la vanguardia de la filosofía, de la investigación científica y el desarrollo de la civilización? Es una tontería, poco seria, el pretender que el musulmán no considera como conocimiento otra fuente que el Corán. ¿Tú conoces algún musulmán que haga eso? Yo no… y mira que conozco musulmanes muy «ceporros».

  37. muyahid dice:

    Salam de nuevo:

    El hecho de que cite un texto no significa que comparta por completo todo lo que dice. Puede servir simplemente para abrir una vía de reflexión. Quizá lo que escribe Adonis haya que analizarlo en el contexto del propio ensayo, en el que está hablando de la manipulación política que el estamento político-religioso ha hecho del Islam, lo cual, yo creo, es un hecho más allá de toda duda. Claro que ha habido y sigue habiendo pluralidad de interpretaciones, pero no es menos cierto que el Corán y el Islam se han usado y se siguen usando como arma arrojadiza por parte del poder de turno, y eso sí que ha sido una constante a lo largo de la historia del Islam. Está bien reconocer los grandes logros espirituales y materiales de los musulmanes a lo largo de los siglos, pero tampoco deberíamos idealizar en demasía el pasado. En muchos casos, lo único que provoca es una «esclerosis» del presente (y no digo que este sea tu caso).

    Un abrazo.

  38. muyahid dice:

    No, lo siento. No conozco ese artículo ¿por qué no me das el link y así puedo echarle un vistazo?

  39. muyahid dice:

    Bien, pensaba que se trataba de otro. Este, obviamente, me lo he leído…No obstante, quisiera matizar algo. El hecho de que en su momento los musulmanes se situaran a la vanguardia científica y filosófica no está reñido en absoluto con la tiranía política y la manipulación religiosa, es más, yo diría que en muchas ocasiones los periodos de florecimiento cultural coinciden con los de opresión política…y es que las dificultades aguzan el ingenio. Ejemplos los hay, y muchos: el siglo de oro español, la literatura rusa en época zarista, el mismo cine iraní actual, etc…Por otro lado, opino que el mundo islámico actual adolece de un régimen de libertades «como Dios manda», si se me permite la expresión. No es de recibo que la inmensa mayoría de los países mayoritariamente musulmanes todavía existan graves problemas, tanto de índole social como legal, para el musulmán que pretende cambiar de religión o, simplemente, para quien quiera expresar publicamente su ateísmo. Y eso es así incluso en los países con regímenes aparentemente laicos.

    Un abrazo.

    • abdennurprado dice:

      En todo caso no es un matiz a lo que yo he dicho… Lo que yo contestaba era la pretensión de Adonis de que después del Corán todo otro conocimiento es considerado superfluo por los musulmanes. Eso es algo evidentemente falso.

      Yo también hago un matiz: creo que la expresión «mundo islámico» es incorrecta. En todo caso, países de población mayoritariamente musulmana. Pero sí, tienes razón: da pena. Y aquellos países donde el islam es religión de Estado constituyen la prueba del fracaso de la «utopía política islamista», es decir, del islam reducido a ideología al servicio del Estado.

      Un abrazo

  40. muyahid dice:

    Salam:

    Tú has afirmado que si Adonis estuviera en lo cierto no se explicaría que los musulmanes hubieran estado a la cabeza de la cultura y la ciencia, por eso te he contestado lo anterior. No obstante, creo que Adonis está ciñendo su argumento al estamento político-religioso, tal y como dice explícitamente al comienzo del texto. De ahí deduzco que todo el razonamiento en torno a la revelación esté haciendo referencia a la visión de ésta por parte del stablishment (valga el anglicismo), el cual hay que distinguir de otros colectivos de las sociedades musulmanas (artistas, literatos, científicos, etc) que fueron capaces de impulsar una gran civilización. Por otro lado, acepto por completo tu crítica a la expresión «mundo islámico». Es demasiado genérica e imprecisa.

    Un abrazo

  41. […] “El conjunto del mundo islámico está bajo la tutela de la economía del mercado. Los países más aparentemente islámicos desde el punto de vista de las leyes y el gobierno, a ejemplo de Arabia Saudi o de las petromonarquías, son los más integrados económicamente al sistema neoliberal fundado sobre la especulación y sumergido en las transacciones con intereses (en referencia a la usura).” [1] […]

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