Muy lentamente ahora me entristece la esperanza colgando de la rueda. Muy lenta la memoria me entristece como una marioneta. Desolada cabeza, recuerdo de las telas encogidas, de la frescura atragantada. Las seis en punto y el cogote abierto al palacio de plata, ciegamente, mirando la esperanza como cae desde su quemazón de terciopelo. Muy lentamente acaso la memoria deconstruye el lugar y me ilumina la rueda pordiosera. El encuentro del otro con su trapo, de sombra a sombra avanza por la rueda, su gris cabeza acorde con la nube.
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Atrapado el instante del agua se evapora. Se evade dulcemente la marea, la mundana carrera de sol a sol cerrada. Las sillas en su sitio, la quietud del instante reduce todo a un punto. La blanca negritud de lo sin suelo. Sin cielo y sin camisa. Sin manos ni futuro. Atrapado en un beso sin cabeza, en un beso sin labios, en un abrazo sin brazos, en un amor sin cuerpo. Atrapado en la historia decidida, en la desolación de lo infinito. ¿Cómo tocar sin manos la alegría del mar donando espuma a la mirada? Tan solo la pregunta reconduce la luz del sol en la marea inscrita.
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Apúrate, no tardes, ya llegan los veloces corceles de la forma perseguida, los trazos transparentes de azul te van regando, te van donando la paloma loca, la mano congeniada con su vena, la sangre con su cielo. No tardes que la lluvia te espejea, y en las húmedas costas de Oriente la marea te alcanza y te aniquila. No tardes ya que el muerto está entregado, donado a sus infiernos como arena de sol saliente a sol poniente amado. No tardes ya, no tardes, oh destino.
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La libertad no araña, no traduce. La libertad no gusta si en la bruma de los años te encuentra la gaviota. No gusta de su beso postrero donde el yugo desconoce. No gusta el saboreo de esta feria de pies dolientes en la arena rota. La libertad no gusta, no conoce, no reconoce el arquetipo. No se sabe reflejo de aquella tumba aquella marioneta. Los pares, la estructura, la palabra. Lo que vendrá y te sigue, lo que precede y danza en tu mirada. La lluvia como luz desciende y fertiliza la tierra muerta, el árbol de este sueño. El esqueleto enorme de la vida.
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Ahora dulcemente reconoce, acorde con lo que era. Ya la marea es tiempo y es palabra. La mirada es el signo del paisaje. Entre la mano manca y el secreto de todo despertar esta enterrado el sol de medianoche. Reconoce el instante, la estructura inmortal en este ahora de espasmos a las puertas de la nube. El agua que transportan las nubes como un grito de luz en la conciencia. Recuerdo sin recuerdo, memoria sin palabra, la imagen sin imagen del sol en la mirada. Cadena de la muerte, condena de la nada. Escucha sin oídos y alégrate en tu vuelo de paloma soñado en la esperanza de la rueda.
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Tienes que renunciar a otra alegría, saber cerrado el mundo a tu mirada. Tienes que comenzar por ver tu muerte como una maravilla, por ver el mar llorando tu mirada. Y el sol redondo y seco, como una marioneta reconoce el porque de la alegría. La inmediatez entrega su brillo inexplorado. Un día y otro día y otro día. Siempre el porque infinito de los huesos del hombre. Siempre entregando el ritmo de tu aliento a un aliento infinito. Siempre saliendo de ti mismo, muriendo de ti mismo, fluyendo de ti mismo. Sin ti mismo.
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Sin poder ya salir de este lenguaje que aspira a la alegría. Respira la alegría de no poder salir de esta alquería que inspira la palabra. Sin poder terminar respira todo. Los huesos, las hormigas, la mirada. Un día y otro día y otro día. Hasta hacer cotidiano este milagro de sol saliente a sol poniente acaso.
Es una poética profunda y personalísima, amigo Abdennur. Iluminadora.
Muy profunda gracias
Moisés y el pastor. Hossein Behzad (Irán 1894 – 1968)
Un día, en el camino, vio Moisés a un pastor
que repetía: “¡Oh Dios, oh mi Señor!,
1725 ¿dónde estás? Quiero ser tu criado,
y coser tus sandalias, y peinar tu cabello,
y lavarte la ropa, y quitarte los piojos,
y traerte la leche, a Ti, que eres grandioso.
¿Dónde estás? Quiero besar tus bellas manos y tus pies delicados,
quiero barrer tu alcoba antes de irte a dormir.
¡Oh Dios, a quien con gusto sacrifico cada una de mis cabras!
¡Oh Dios, a quien recuerdo en todos mis lamentos y quejidos!…”
Absorto así el pastor, en estas vanas palabras,
Moisés le dijo: “¿A quién diriges esos ruegos?”
1730 Y el pastor respondió: “A Aquel que nos ha creado,
a Aquel por cuya causa existen tierra y cielo”.
Pero Moisés le replicó: “¡Ay!, tú mismo has traído sobre ti la desgracia
y, perdiendo la fe, te has convertido en un infiel.
¿Qué palabras son ésas, qué disparate y qué blasfemia has dicho?
¡Llena tu boca de algodones!
Tu blasfemia ha colmado de repugnancia el aire,
y tu infidelidad ha desgarrado el manto delicado de la fe.
Tú puedes abrigarte con sandalias y lana,
¿pero cómo pretendes abrigar así al Sol?
1735 Si no cierras tu boca a esas palabras insensatas,
el fuego de su cólera acabará contigo y con el pueblo entero.
y si ese fuego no ha llegado, ¿qué es ese humo de palabras?,
¿por qué es negra tu alma, por qué es rechazado tu espíritu?
Si sabes de verdad que Dios es juez,
¿por qué eres descortés y vanidoso?
Amigo vanidoso es más bien enemigo.
La Majestad de Dios no necesita ese servicio.
¿A quién le dices todo eso? ¿A tu tío paterno o a tu tío materno?
¿Cómo pueden cuerpo o necesidad ser atributos del Glorioso?
1740 Sólo el que está creciendo, necesita de leche;
sólo el que tiene pies, necesita sandalias.
Aun cuando te dirijas a un siervo elegido, mide bien tus palabras,
pues de él dice Dios: ‘él es Yo, y Yo soy él’,
o ‘cuando estaba enfermo, tú no Me visitaste,
pues no sólo él sufría sino que Yo también sufría’.
Estas palabras tuyas son puro disparate,
aunque se las dirijas al siervo del que dijo: ‘Yo seré sus ojos…’
Pues hablar con descaro a quien Dios ha elegido,
hace morir al corazón y ennegrece la página.
1745 Si llamaras a un hombre con el nombre de Fátima,
aun siendo hombre y mujer interiormente idénticos,
se sentiría ofendido y buscaría venganza,
aun siendo bondadoso, indulgente y pacífico.
Fátima es alabanza respecto a las mujeres,
mas, referido a un hombre, es como una punta de lanza.
Manos y pies son alabanzas respecto de nosotros,
pero respecto de la santidad de Dios son sacrilegio.
Él no engendró ni fue engendrado.
El creó al engendrado y al engendrador.
1750 Nacer es atributo de lo que tiene cuerpo,
cualquier cosa nacida pertenece a esta orilla,
pues lo nacido es aparente y sufre la muerte y la corrupción,
es temporal y necesita una Causa primera.”
Y el pastor se lamentó: “¡Oh Moisés!, has sellado para siempre mi boca
y me has quemado el alma con el remordimiento”.
Y, rasgando sus ropas y lanzando gemidos,
reanudó su camino hasta perderse en el desierto.
***
Moisés oyó que Dios le interpelaba:
“Hiciste que mi siervo se apartara de Mí.
1755 Te envié para unir y te pregunto:
‘¿viniste a unir o a desunir?’
Procura no dar pie a la separación,
porque no hay nada más odioso para Mí que la separación.
Yo le di a cada uno una forma de obrar,
y le di a cada uno una manera de expresarse.
Lo que para uno es virtud, para otro es ofensa;
lo que para uno es dulce, para otro es veneno.
Lo que es puro o impuro para el hombre, a Mí no me concierne;
nada tengo que ver con su pereza o con su diligencia.
1760 Con mi Mandato de creación no busqué mi beneficio,
sino el don de mi gracia sobre toda criatura.
Cuando el hindú Me alaba, sólo veo belleza en su alabanza,
y la misma belleza percibo en las plegarias de los sindíes.
No es que sus alabanzas aumenten mi pureza;
son ellos mismos los que se vuelven puros.
Yo no me fijo nunca en la lengua o el habla.
Miro su interior y su estado.
Yo miro al corazón de cada uno para ver si es humilde,
aunque su boca lo desmienta.
1765 Pues el corazón es sustancia, mientras la palabra es apariencia;
lo externo es apariencia y lo esencial es la sustancia.”
¿Cuándo terminarán esas palabras grandilocuentes, esos discursos vanos?
Yo quiero un alma ardiente, ¡busca, busca ese ardor!
Enciende en ti la llama del amor,
y quema en ese fuego toda razón, toda palabrería.
¡Oh Moisés!, unos se fijan en el rito y el dogma,
y en otros, el espíritu y el alma arde.
El verdadero amante percibe un ardor nuevo en cada aliento;
no hay impuesto ni diezmo para una aldea en ruinas.
1770 No acuses al amante si habla de forma errónea,
y no laves al mártir empapado de sangre,
pues la sangre del mártir es más pura que el agua,
y el error del amante es superior a mil virtudes.
Dentro de la Kaaba ya no tiene sentido mirar a la alquibla;
¿para qué necesita el buceador unas botas de nieve?
En los ebrios no busques contención y cordura;
¿cómo mandas remendar a quien ha desgarrado su vestido?
El credo del Amor es diferente de los otros credos.
Dios es la única fe y es el único dogma del amante.
1775 ¿Qué importa que el rubí no tenga sello?
En la hondura del mar turbulento, el Amor permanece apacible.
***
Después de aquella huida del pastor,
Dios reveló a Moisés misterios inefables.
Palabras puras fueron derramadas sobre su corazón,
visión y habla mezcladas.
¡Cuántas veces salió Moisés de sí, y cuántas volvió en sí!
¡Cuántas veces voló de un lado a otro por las orillas de la eternidad!
Tratar de expresar eso es ignorancia,
pues su definición no cabe en mente humana.
1780 Hablar de esos misterios derrumbaría las bases de la mente;
escribir sobre ellos rompería muchas plumas.
Al escuchar Moisés el reproche divino,
se adentró en el desierto en busca del pastor.
Tanto y tanto corrió tras aquel pobre loco,
que provocó una inmensa polvareda.
La huella de un ebrio es muy distinta, ciertamente,
a la huella de un cuerdo;
la pisada del cuerdo es rectilínea como la de la torre;
la del ebrio es sesgada como la del alfil,
1785 a veces lo levanta lo mismo que una ola,
y a veces va arrastrándolo, como un pez, sobre el vientre.
Alguna vez describe su estado en las arenas,
como un geomántico dibujando las líneas de un presentido augurio.
Cuando, por fin, Moisés encontró a aquel pastor, se le acercó y le dijo:
“¡Albricias! ¡Dios te escucha!
Olvídate de ritos y de formas,
deja que tu apenado corazón exprese lo que siente.
Tu sacrilegio es la fe misma, y tu fe, luz del alma,
estás salvado y por ti ha llegado la salvación al mundo.
1790 ¡Oh tú!, que te has salvado por la gracia de Dios,
expresa sin temor cuanto desees”.
Entonces el pastor le respondió: “¡Oh Moisés, yo ya estoy lejos de eso,
sumergido en la sangre de mi apenado corazón!
Fui más allá del árbol del Loto, rebasando los confines del mundo,
y recorrí un camino de más de cien mil años.
Cuando empuñaste el látigo, se espantó mi caballo
y dio un salto tan grande que traspasó los cielos.
¡Ya la Naturaleza divina se ha hecho íntima con mi naturaleza!
¡Benditos sean tus manos y tus brazos!
1795 Mi estado ya no cabe en las palabras;
nada de lo que cuente podría describirlo.”
***
Esa imagen que ves en el espejo,
es tu imagen y no la del espejo.
El aliento de aquel que sopla en una flauta
¿pertenece a la flauta? No, no, sólo es el soplo del flautista.
¡Ay, ay!, has de saber que tus plegarias, sean de gratitud o de alabanza,
son como las palabras del pastor.
Aunque tus oraciones te parezcan mejores que las suyas,
has de saber que, para Dios, son igualmente inapropiadas.
1800 ¡Ay!, cómo te lamentas –cuando, apartando el velo,
descubres lo real, diciendo: “No era esto lo que yo me pensaba”.
Interpretación del poema
En estos versos Rumi dice que para los enamorados unidos a Dios no hay rito ni dogma alguno. Sus palabras, aparentemente sacrílegas, son la fe misma, sus almas se iluminan por su fe de Amor, y Dios, a través de ellos, expande su Gracia sobre el mundo entero.
1791-95: En estos versos, el pastor explica cómo se ha sumergido en el ardor y en la pena del Amor, cómo dejando atrás la palabra, el intelecto y la creación —simbolizada por el árbol del Loto, el árbol del confín del mundo[2]— ha viajado en el reino del Amor que está más allá del tiempo y del espacio; y cómo Moisés, inconscientemente, le había ayudado, con el azote de su crítica, a viajar más allá del firmamento y del mundo fenoménico; y cómo, finalmente, había alcanzado la Unión divina con su Amado.
1732: La expresión ¡Llena tu boca de algodones!, quiere decir, guarda silencio, cállate.
1734: Llamar y comparar a Dios con el Sol, es una creencia tipa de las religiones y de la teosofía de los antiguos sabios de la Persia pre-islámica. Por ejemplo, se conocía a los zoroastrianos como “los adoradores del Sol”. El otro nombre de Mitra es Mehr, que en persa tiene el doble significado de amor y de Sol. Se ha llamado a esta teosofía, practicada por los sufíes en el seno del Islam, la “teosofía de la Iluminación”.
Según los sufíes, estos niveles son: tab’, la naturaleza genética; nafs, el yo; qalb, el corazón; ruh, el espíritu; sér, el secreto, la consciencia más intima; sér-e sér, o jafi, el arcano; y ajfi, el núcleo del ser. Para más información, véase el libro Psicología sufí, del Dr. Nurbakhsh
[2]. Para más información acerca de este árbol, véase el libro Simbolismo Sufí (tomo 2) del Dr. Javad Nurbakhsh
http://www.nematollahi.org/revistasufi/leertex.php?articulo=93