Sobre algunas cuestiones polémicas. Entrevista con Abdennur Prado

14/04/2005 0:0 | Redacción Webislam

En los últimos días hemos recibido una avalancha de e-mails sobre temas recurrentes: la fatwa contra Bin Laden, el imamato femenino, los castigos corporales, el Islam en España. Las noticias se suceden sin darnos apenas tiempo a asimilarlas. El día 10 de marzo, Mansur Escudero lanzó una fatwa considerando que Bin Laden y todos aquellos que cometen actos terroristas se han situado fuera del Islam, y no deben ser considerados musulmanes. El día 18, Amina Wadud dirigió la oración del viernes y dio el jutba ante hombres y mujeres. El día 30, Tariq Ramadán hizo un llamamiento para una moratoria de los castigos corporales. En las páginas que siguen, Abdennur Prado ofrece algunas de sus respuestas a las consultas recibidas.

Pregunta: ¿Aprueba usted la fatua que presentó el señor Mansur Escudero sobre el terrorismo y al-Qaida?

Creo que es un instrumento legítimo y valiente de combate, en un doble sentido: contra la Islamofobia y contra el terrorismo. Como musulmanes, es nuestra obligación denunciar las injusticias cometidas en nombre del Islam, y más si esto ayuda a desvincular el Islam del terrorismo. La fatwa no se refiere en ningún caso a acciones lícitas de resistencia contra la opresión, sino a la muerte de niños y civiles, algo totalmente prohibido en el Islam. Quien considere justificada la muerte de niños en nombre del Islam está en un extravío manifiesto. Nosotros no tenemos otra arma salvo el du’a y la palabra. En unos tiempos tan oscuros como los que vivimos, hay que realizar acciones claras y decididas como esta. Apruebo la fatwa sin matices.

Pregunta: ¿Le parece bien el declarar apóstata a otro musulmán, como hace la fatua de la Comisión Islámica de España?

En principio, no me gusta para nada la idea de declarar a alguien «fuera del Islam». ¿Quienes somos nosotros para hacer esto? Pero esto no es lo que la fatwa dice, sino que son los propios terroristas quienes se han situado fuera del Islam. Resulta curioso que los mismos que nos critican por afirmar que Bin Laden ha hecho apostasía, diciendo que el juicio corresponde solo a Al-lâh, no se priven de pronunciar el mismo juicio contra Amina Wadud, la mujer que dirigió la oración mixta en Nueva York. Resulta sintomático que se considere aceptable declarar a alguien kafir o no-musulmán por rezar, o por tener opiniones diferentes en materia de fiqh o de aquida, y que se tengan tantos miramientos en el caso del asesinato de niños y civiles. Esto nos habla del estado de la ummah, de la miseria moral de ciertos alfaquíes.

Pregunta: Me dirijo a usted con preocupación ante los insistentes llamados de WebIslam a desconocer la tradición. Los castigos corporales tienen su base tanto en el Qur’án como en los hadices.

WebIslam realiza un claro llamado al uso de la razón, a la comprensión y al estudio, en la más pura tradición islámica. Al hablar de la Sharia hay que tener claros los principios y objetivos generales. Creo que estos castigos no constituyen el núcleo de la Sharia, sino un aspecto secundario. Creo que los castigos corporales solo tienen sentido en una sociedad como la de Medina del siglo VII, donde no había cárceles, ni policía, ni tribunales de justicia. El único modo de evitar el caos —el robo, la violación y el asesinato impunes— era aplicar la justicia de un modo inmediato. Creo que el uso de la razón nos indica que con esos castigos Al-lâh ha querido establecer claramente lo que está prohibido: el robo, el asesinato, la violación, etc. Deben existir leyes que castiguen estas prácticas y que tiendan a evitarlas, reestableciendo la armonía en la comunidad. La propia palabra had (plural hudud) significa «límite». Esto indica que existen otras posibilidades: el límite de velocidad es 120 km/h, pero puedes ir más lento. Al mismo tiempo, se habla de los hudud como límites a la libertad humana: no matar, no robar, no violar, no calumniar. Los castigos corporales son un límite que no puede traspasarse. Sin embargo, considero injustificado el pretender que las penas establecidas en el siglo VII, en un contexto totalmente diferente del nuestro, deban ser mantenidas literalmente. Lo mismo puede decirse del talión (quisás). La palabra árabe qisás tiene el significado de «equivalencia»: se pueden encontrar otras equivalencias a la pena de muerte en caso de un asesinato, como penas de cárcel, u otras. El qisás no tiene porque implicar inmediatamente cometer sobre el culpable lo mismo que éste ha cometido, lo cual sería monstruoso en muchos casos. Tratar de buscar nuevas aplicaciones que respeten el sentido y los objetivos de la Sharia no es traicionar el dîn de Al-lâh, sino luchar para preservarlo en el presente, en un momento histórico concreto. Esta es nuestra obligación, como seres conscientes, sometidos a la Realidad Única, y no encadenados a las prescripciones de los sabios del pasado. Esto es justo lo que esos sabios nos reclaman, lo que Al-lâh nos exige, lo que el ejemplo del Profeta nos demanda.

Pregunta: Me preocupa el hecho de que en WebIslam se mezclen indistintamente reivindicaciones legítimas como el derecho de la mujer a dirigir las oraciones con innovaciones que desconocen el legado de la Sharia ortodoxa y validada por siglos de esfuerzo interpretativo.

Hablas de «la Sharia ortodoxa», pero tal cosa no existe. El concepto de ortodoxia implica una Iglesia que ostenta el magisterio dogmático, algo vedado en el Islam. Reivindicar una ortodoxia en nombre de la tradición jurídica del Islam es desconocer esa misma tradición jurídica. Por mi parte, mi relación con dicha tradición jurídica es flexible: la tomo como referencia, pero no como una dogmática, pues no lo es. Consideras una reivindicación legítima el derecho de la mujer a dirigir la oración ante hombres y mujeres, pero no otras de las opiniones vertidas en WebIslam (yo tampoco estoy de acuerdo con todo lo publicado en WebIslam, ni siquiera en la época en que era su director). Cuando no lo consideras legítimo, nos acusas de hacer «innovaciones». ¿Dónde está el límite? Piensa que esta misma acusación de «innovación» la hacen otros a los que defienden el derecho de la mujer a dirigir la oración ante hombres y mujeres. Yo mismo afirmo que la reivindicación de una ortodoxia es una «innovación». ¿Quién tiene la razón? Lo mejor que podemos hacer es dejar que cada uno se exprese según su capacidad y entendimiento, reconociendo de antemano que todo conocimiento humano es limitado. ¿Qué hay de malo en las diferencias de opinión? Para Muhámmad (saws), y según el hadiz, las diferencias de opinión son una misericordia de Al-lâh. Para muchos musulmanes hoy en día, son motivo de fitna. Me quedo con Muhámmad (saws).

Pregunta: La emisión de opiniones que cuestionan la tradición jurídica del Islam solo corresponden a personas altamente capacitadas en el fiqh Islámico, con estudios serios de largos años de duración bajo una estricta y competente guía de maestros y tutores.

Para opinar sobre fiqh no es necesario tener ninguna titulación académica en ninguna universidad. Si nos remitimos al Qur’án y a la Sunna, me gustaría que me indicases donde dice esto. Más bien, creo que el iÿtihad (esfuerzo interpretativo) es una obligación para todo musulmán y musulmana. En esto sigo lo establecido en el Qur’án y en la Sunna, además de la opinión de prestigiosos alfaquíes, como ibn Hazm de Córdoba. No hay nada, ni en el Qur’án ni en la Sunna, que nos diga que para opinar sobre fiqh o sobre aquida haya que tener estudios en una Universidad Islámica. Ni el Profeta (saws) ni sus Compañeros (ra) estudiaron en Universidad alguna. Si eres tan purista, remítete a las fuentes.

Pregunta: Si la mujer puede o no ser Imam o si se debe o no lapidar al adúltero no son cuestiones de principios sino de obediencia a Dios (Islam). Esto no es una tertulia; es una Revelación del Dios Único. Y de nosotros depende ser de entre los sumisos o de entre los soberbios.

Sí, nuestro deber es ser sumisos únicamente a Al-lâh, y no a los ulemas al servicio de regímenes totalitarios, que en su soberbia han llegado a considerarse como únicos depositarios de la Palabra revelada. La rendición incondicional ante la Realidad Única (al-Islam) implica un compromiso, nuestra responsabilidad personal ante Al-lâh y nuestros semejantes. Antes de tirar piedras sobre una mujer adúltera, o de aplaudir ante escenas de azotes y cortes de manos a mendigos, deberías pensar si realmente estás obedeciendo a Al-lâh o a unos ulemas reaccionarios que han convertido el dîn de Al-lâh en una religión represiva, homófoba y sexista. Harías bien en preguntártelo, porque el Día del Juicio de nada te servirá apelar a la autoridad de los ulemas para justificarte. Lee el Qur’án y sabrás de lo que hablo.

Pregunta: ¿Pensáis vosotros los musulmanes españoles de origen crear un Islam al español, sobre todo después de la fatwa que considera a Ben Laden fuera de los límites del Islam?

No se trata de crear nada. El hecho de tratar de vivir como musulmanes en un medio occidental nos conduce a respuestas diferentes. No hay nada extraño en ello. También el Islam en Indonesia tiene sus características, como lo tiene en Senegal, en Irán o en las Maldivas. ¿Porque no ha de ser «diferente» en España, en Europa, en los EEUU? Lo que no se nos puede exigir es el abandono de algunos de los logros de la modernidad, justo en el momento en el cual todo el mundo islámico suspira por ellos. No todo en la sociedad occidental es corrupción y degeneración, aunque haya mucho de ello. La libertad de expresión y de conciencia, los derechos humanos, la igualdad de la mujer, la democracia… no son valores ajenos al Islam. Simplemente, luchamos por el reconocimiento, en un contexto muy determinado. No podemos dejar de ser lo que somos, sino someternos a Al-lâh desde nuestra precariedad de criaturas, desde nuestra contingencia aquí y ahora. ¿Qué más podemos hacer? ¿Tenemos que obedecer a los ulemas de Meca o de al-Azhar? ¿Qué tienen que ver ellos con nosotros? ¿Qué saben ellos de nuestra vida cotidiana? ¿Cómo pueden juzgar nuestro contexto? Esto no se sostiene desde el punto de vista del fiqh tradicional. Tan solo vemos un intento de control ideológico, la creación de una especie de «iglesia» en el Islam. Los musulmanes españoles, que en muchos casos hemos llegado al Islam superando una religión dogmática y vinculada al totalitarismo, no vamos a caer en lo mismo. No somos más que musulmanes que tratamos de someternos a lo que Al-lâh quiere de nosotros, insha Al-lâh. El Islam es la liberación de toda idolatría. Esto es al-Andalus, y al-Andalus siempre ha sido diferente.

Pregunta: Me temo que muchas veces se cae en el vano intento de parecer muy moderno y europeo con tal de alejar las sospechas de oscurantismo y barbarie que caen sobre nuestro Din.

No trato de parecer europeo: lo soy. No trato de contentar a los occidentales, ni de ser moderno, sino de vivir el Islam en mi contexto. Soy catalán, y no cambiaría mi país por ningún otro. Lo absurdo es pretender imponer desde fuera unas interpretaciones a un contexto diferente. Hay que ser muy arrogante para pensar que los propios puntos de vista son universales. Lo mismo que alguien me acusa de «occidentalizante», podría acusársele de «orientalizante» o de «arabizante». Al-lâh dice en el Qur’án que toda la tierra es una mezquita, lugar de postración y adoración al Único. También dice que todo lo que está en oriente y occidente pertenece a Al-lâh.

Pregunta: Amina Wadud ha recibido fuertes críticas por parte de personalidades del mundo islámico. ¿Qué opinión le merecen estas críticas?

He leído una veintena de fatwas o comunicados contra Amina Wadud. Salvo raras excepciones, la respuesta de estos pretendidos sabios a Amina Wadud demuestra su pobreza intelectual. No ha sido agradable oír al imam de una mezquita de Londres decir que una mujer no puede ser imama porque podría salpicar de sangre a los creyentes cuando se agachara… O a otros diciendo que una mujer debidamente cubierta y velada dirigiendo las oraciones puede despertar la lascivia de los hombres, ofreciendo una imagen patética de los musulmanes como obsesos sexuales incapaces de ejercer el menor control sobre sus cuerpos y sus mentes. Pero esto no ha sido lo peor. La carencia de argumentos es suplida por mistificaciones, tales como «el consenso de los sabios» o la referencia a la historia del Islam: lo nunca visto, una innovación, nuestros padres no lo hacían. Tan solo son capaces de apelar a la autoridad y a la «religión de los antepasados», algo que todos los profetas vinieron a combatir. Contrastemos esto con la crítica a la fatwa contra Bin Laden. Cuesta comprender como se puede llamar hereje o apóstata a Amina Wadud por dirigir un rezo, y se rechace hacerlo contra alguien que ha asesinado niños y mujeres, y que está contribuyendo de forma descarada a la demonización del Islam en el mundo. No puedo entenderlo más que como un síntoma de la parálisis de la ummah. Se nos está cayendo el mundo encima y no somos capaces de reaccionar, tan solo de pelearnos. Todo esto muestra el fracaso de los «ulemas oficiales». En su intento de preservar la unidad de la ummah han creado una religión totalitaria. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar la diversidad de opiniones con naturalidad? ¿Qué daño hace una mujer dirigiendo la salat ante hombres y mujeres? ¿Por qué no somos capaces de aceptar la diversidad de opiniones y tendencias como expresión de la vitalidad del Islam, de que los musulmanes y musulmanas estudiamos y nos esforzamos por encontrar el mejor modo de vivir el Islam aquí y ahora? ¿Qué nos pasa, desde cuando asimilamos Islam al dogmatismo, a la ortodoxia y al totalitarismo? La comunidad profética de Medina ya ha pasado, no existe esa sociedad ideal entre nosotros, tan solo manifestaciones diversas del Islam en contextos diferentes. Por el bien de todos, habrá que irse acostumbrando: las diferencias de opinión son una misericordia de Al-lâh para la comunidad de los creyentes.

Pero solo Al-lâh sabe.

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