Las noticias del aniquilamiento

… Paul Celan.

Con estos mismos labios,
las noticias del aniquilamiento,
las caricias del tiempo.

Bésame con los ojos abiertos,
con las manos abriéndose en el suelo,
oh canción de las ruinas de Cartago,
muchachas de New York o de Yakarta,
mártires de Palestina.

Donde todo se acaba y recomienza,
en un pozo sin fondo la mirada,
el brillo de tú frente sobre el suelo,
el sol encadenado a tú cintura.

Con estos mismos labios,
la canción del comienzo,
los signos de la entrega,
de la sangre y la voz transfigurada
de negra luz a sumisión sonora.

Ábreme con los signos del comienzo,
con el alfa y omega, Sulamita,
con la presencia de una sola llama
de amor, de labios, cantos y corona.

Llévame al infinito de tu mundo,
a la nada del hombre,
al Nombre del vacío que se llena
de sonido y de aroma,
como una mordedura de serpiente,
para acabar con todo lo que acaba.

Con estos mismos labios,
la nobleza en el aniquilamiento,
con esos mismos Nombres que no digo,
mártires de Palestina.

Son labios de cuchillo,
voces de donde viene el trueno,
de donde los corceles,
son las imágenes del terremoto
que habrá de destinarte.

Voz sinuosa a tientas de la nada,
recompones la turbación del lodo,
de arcilla fugitiva,
de la precariedad de la materia.

Oh rendición sonora,
concavidad de la mirada,
de la apertura a un mundo sin medida.

Da voz a la matriz que hay en tu sueño,
al mar que hay en tu llanto,
creadora de formas creadora
de un mundo que adorar como a una amada,
da voz al oído y oídos al tiempo,
un modo de nadar hacia el oriente,
de perpetuar los ritmos ancestrales
del día y de la noche.

Oh la alabanza, el bello bien que viene,
que activa la potencia.
Los mundos paralelos,
la vida entrecruzada de terror y de tedio,
de muertes y colores,
de fuego fatuo y majestad de madre,
de potencias sin nombre ni palabra.

Oh Sulamita, sed del paraíso,
esposa de los mártires y madre del instante,
donde la muerte se abre como flor.
Camino recto desde que te anhelo.
Desde que te adivino en la penumbra
de los más bellos Nombres
camino sin camino.

Oh Sulamita,
hermanas de Jerusalem o de Macondo,
mártires de Palestina,
las caricias del aniquilamiento,
la comunión de todo lo que muere.

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